Capítulo 3

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Eva

Acomodé los papeles que tenía en el escritorio y busqué más información sobre el nuevo enemigo, no tenía claro quién era ya que aún internet o los documentos me arrojaban algo. Abrí el último cajón sacando una carpeta que no tiene nombre y la revisé detalladamente.

Solo había un nombre.

Laurie Lacroze.

Puse el nombre en el buscador y solo encontré un archivo de hace algunos años, dí click allí y leí lo que decía.

Incendio en la mansión Lacroze, en horas de la madrugada mientras todos dormían.

Un fuerte incendió se registró en la mansión de los Lacroze dejando tres muertos y una adolescente herida, que fue conocida como hija menor de los fallecidos. No saben quién o qué causó el fuego, pero las autoridades están haciendo una investigación a fondo sobre lo ocurrido.

Abajo había una foto de Laurie y toda su familia.

Imprimí la foto y la pegué en el tablero esperando encontrar más cosas.

La puerta sonó en un pequeño ruido y me dí la vuelta observando a Noah en pijama, eran las doce de la madrugada, y más tarde tenía que ir a buscar casas en Gardenia.

—Ven a la cama, después sigues con eso—Estiró su mano y la tomé saliendo de mi despacho.

Pasamos por el pasillo hasta llegar a nuestras habitación, y me quité el traje junto con el sujetador, busqué una pijama en el armario y saqué una bata de seda negra, me la puse rápidamente, y caminé hasta la cama pasando por encima de Noah para llegar a mi lugar. Las luces de la habitación se apagaron y quedó un poco oscuro, mi pecho se estrujó con fuerza, apreté la mano de Noah haciéndole entender que tenía miedo, pero poco después, encendió su lámpara.

—Sabes que siempre la dejo encendida, no tengas miedo—Acarició mi pierna y poco a poco el miedo se fue yendo.

—Lo sé, pero aún me asusta la oscuridad.

—Trabajaremos en eso, no te preocupes.

—Llevamos cuatro años trabajando en eso, Noah. A veces pienso que no hay arreglo.

Siempre teníamos la misma conversación antes de acostarnos, él intentaba darme ánimo, pero yo sentía que mi miedo a la oscuridad.

—Ya verás que sí—Besó mi coronilla—. Ahora a dormir tenemos que madrugar.

—Más tarde tengo que hablar con el señor que nos va a vender la mansión, y a hacer otras cosas que tengo pendientes—Susurré dándole la espalda, sentí las manos de Noah en mi cadera y cerré los ojos dejándome llevar por el sueño.

Estaba nuevamente en una superficie fría, sentía mi cuerpo pesado y como me quemaban las heridas que tenía en él, dolía demasiado, y ahí supe que estaba en el calabozo con Kent de protagonista.

—No descansaré hasta ver cómo dejas este maldito mundo. Yo me voy a encargar de apagar tu alma poco a poco, nena.

Me golpeó con un látigo y lloré con fuerza queriendo levantarme del suelo, pero me era imposible. Mientras se encargaba de golpearme enfoqué en algún lugar de la celda a Brandon observando toda mi tortura.

—Ayúdame, por favor—Estiré la mano, pero él solo se acercó y compartió miradas con Kent.

—¿Crees que mereces mi ayuda, Eva?

—Brandon…

—Esta perra no merece compasión de nosotros, Brandon. A ambos nos jodió—Dijo Kent pasándole un pequeño cuchillo.

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