Capítulo 4

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Eva 

El resto del día lo pasé con mis padres, mis hermana y Vika. Les dije que había estado trabajando en misiones y por eso habíamos perdido contacto, mi padre no muy convencido quiso hablar conmigo en privado, pero le seguí insistiendo con los mismo, por ahora no quería revelar nada de lo que había pasado.

Mamá me contó sobre su actual pareja y que pronto conocería, se llamaba Vladimir, se conocieron porque ambos eran vecinos y poco a poco comenzaron a hablar, Alina y Vika los molestaban, pero ella no hacía caso, incluso rechazó su primera invitación a comer, hasta que llegó a casa con la cena y le dijo que podían comerla juntos sin la necesidad de salir de casa. Ella aceptó y poco a poco lo fue dejando entrar a su vida, hasta que se dio cuenta que estaba enamorada, un año después que se fueron a vivir juntos mamá quedó embarazada de Kay y eso los alegró por completo, tenían su pequeña familia, ahora eran felices juntos.

Papá y Vika no sabían que Léa venía en camino, hasta que se enteraron cuatro meses después ya que no se notaba su vientre, Vika contó que papá se puso eufórico con la noticia y comenzó a desocupar algunas habitaciones para que la pequeña tuviera dónde dormir y donde jugar. Léa trajo alegría a la mansión y a todos los conocidos, porque su forma de ser era tan graciosa que era imposible no apegarse a ella.

Ví fotos de ambas niñas cuando eran unas bebés y no pude evitar derretirme de amor, las niñas eran unidas aunque Kay fuera dos años menor.

Me alegraba ver a mis padres comenzar una nueva etapa en sus vidas, ambos habían logrado superar todo el pasado, quisiera ser ellos, pero no puedo hacerlo, no puedo sentarme y solo dejar pasar todo lo que Kent me hizo.

Regresé a Gardenia en horas de la tarde y enseguida fuí a la academia, trabajé un rato en mi oficina y bajé a la primera planta para observar el entrenamiento de los chicos, pero en lugar de encontrarlos en combate sin lastimarse, estaban dos en el suelo golpeándose como animales.

—¡Eres un maldito idiota! ¡Y aún así dices que eres mi amigo! —Rufus golpeó a Levy en el mentón, y el segundo intentó quitárselo de encima, pero era imposible.

—¡Ella fue la que me buscó! —Se defendió Levy, pero Rufus lo estaba golpeando.

Los demás estaban en círculo alrededor de ellos sin hacer nada, y Becca era la única que estaba gritando y llorando tratando de separar a Rufus de Levy, cosa que era imposible, porque Rufus golpeaba como un maldito loco.

—¡Rufus, ya! ¡Para! —Ella logró empujar a Rufus lejos de Levy y se puso en medio de los dos para que ninguno intentará nada estúpido.

Era hora de intervenir.

—¿Qué está pasando aquí? —Me abrí paso entre los demás y me crucé de brazos.

—Nada—Murmuró Becca con voz temblorosa.

Conocía a Rufus como la palma de mi mano, porque yo lo entrené y por estupideces del destino, junto con el alcohol, terminé en su cama unas cuantas veces. Así que sabía que para que él reaccionara así, algo muy malo le hicieron.

—¿Cómo que nada? —Chilló Tiffany—, el salvaje de Rufus casi mata a Levy solo porque la calienta pollas de su novia se acostó con él por despecho.

Rufus volteó la vista hacia Tiffany e intentó levantarse, pero Becca se lo impidió.

—Sigues hablando así de Becca y no me importa que tengas un coño.

Tiffany abrió sus ojos sorprendida y se alejó de él.

—Todos vuelvan a hacer sus cosas, y ustedes dos a mi oficina, ahora—Fijé mi vida en Rufus y Levy.

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