Capítulo 28

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Eva

Intenté abrir los ojos, pero mi cuerpo se sentía pesado, no respondía, no podía moverme. ¿En dónde estaba? ¿Quién me había traído?

Hice fuerza, hasta que los pude abrir. La luz golpeó mis ojos y escuché unas quejas familiares por los lados de la habitación, giré la cabeza buscando al dueño de esa voz y me encontré con el cuerpo de Brandon respirando pesado.

Oh dios mío.

Me levanté lentamente y me arrastré hacia él.

—¿Nena? —Susurró despacio.

—Si, soy yo. ¿Estás bien? —Pregunté acariciando su rostro.

—Si, ¿lo estás tú? —Respondió abriendo los ojos con pesadez—. No sé cómo terminé aquí, pero tenemos que salir.

—¿Quieres que te ayude a levantarte? —Agarré su mano y se sentó en el suelo.

Me levanté y estiré mi mano ayudándolo a pararse también. Observé el cuarto en el que estábamos y estaba sucio con algunos cables viejos, era una bodega.

Toqué mi vientre, mi pelvis e hice presión pero no había señales de algún abuso o golpe que haya recibido, agradecí a dios porque mis hijos estuvieran bien, y poder salir de aquí rápido. Ya estaba cansada de la guerra, quería pasar un embarazo sano.

Nunca imaginé estar secuestrada estando embarazada, esto no era parte de mi plan de vida, para nada.

—Cuando salga de aquí, voy a reprenderte por desobediente, Eva —Gruñó intentando abrir la puerta.

—Quería ir a buscarte, si no lo hacía yo ¿Quien más lo haría? Deja de quejarte.

—Ahora estamos los dos aquí atrapados.

—Pero vamos a salir de aquí.

—¿Cuándo? Si no sabemos qué carajo es quien nos tiene, nuestros chips de rastreo nos los quitaron, no tenemos armas y estás embarazada de mi hijos, pero aún así te expones. Debería darte el divorcio por esto.

Negué lentamente y rodé los ojos.

—Vamos a salir de aquí, ambos—Le quité las manos de la puerta, le dí la vuelta y lo abracé.

Sonreí al estar en su pecho y lo ví fijamente poniéndome de puntitas para besarlo.

—Mal momento para ser románticos—bromeó.

Reí inconscientemente hasta que él sonido de la puerta abriéndose me hizo separarme de Brandon, él me corrió para que me escondiera detrás de él y así lo hice.

Las puertas se abrieron dejándome ver a dos hombres grandes que tenían cicatrices en sus rostros, eran pandilleros, lo más probable, porque un maldito gánster no se ve así.

—¿Quieren caminar? ¿O los llevamos cargados?

—¿Porqué deberíamos irnos con ustedes? —Pregunté cruzándome de brazos.

—Son órdenes de la jefe, ahora caminen o voy a sacarlos a la fuerza y no les va a gustar.

Brandon se quedó en silencio y jaló mi mano caminando conmigo, me puso hacia adelante de él y se quedó detrás de mí siguiendo a uno de los tipos que caminaba frente a mi. A medida que pasábamos por la bodega la veía cada vez más vieja y abandonada, la recordaba de antes, pero todavía tenía recuerdos empañados.

Las paredes sucias, rastros de animales muertos, armas dañadas en el suelo y sangre eran lo primero que se veía. Al llegar a la esquina donde estaba el ascensor nos montamos y ellos pusieron un código en él, no le presté mucha atención, pero por el sonido de las teclas lo recordaría por un buen tiempo.

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