Capítulo 20

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Narrador omnisciente

Todos en Gardenia esperaban ansiosos por la boda del Coronel Mikhailov y su prometida. En las calles hablaban del evento y todas las mujeres de la ciudad esperaban ver a la novia, pues querían ver si los rumores sobre el vestido y la corona eran reales.

Por otro lado, Eva estaba siendo arreglada por grandes maquillistas profesionales y aconsejada por su madre y su suegra, cada vez se sentía más real el hecho de que iba a confirmar una familia con el hombre que siempre había amado y ahora la había perdonado por todo los errores que ambos cometieron en el pasado.

Brandon se encontraba en el castillo con su padre, su suegro y el padrastro de su futura esposa. También lo estaban aconsejando sobre lo que se venía encima ahora que estaba a unos minutos de comprometerse con la única mujer que había sido capaz de traspasar su corazón desde que era una niña.

Eva y Brandon tenían mucho tiempo enamorados, aunque no lo aceptarán aún ellos sabían que el paso que estaban a punto de dar era el más importante para ambos, aunque aún no hubiera un bebé, por ahora.

—Estoy nerviosa, mamá—Murmuró Eva con miedo al subir al auto.

—Todo estará bien—Dijo su madre dándole ánimo.

La madre de Brandon trató de darle un poco de ánimo mientras estaban yendo de camino a la iglesia, Andrey le había avisado a Zoé que ya se encontraban allá y la única que faltaba era Eva para poder comenzar con todo.

—Estamos a punto de llegar, tu padre está en la entrada esperando por ti—avisó Zoé intentando calmar los nervios de su hija.

Eva estaba tan nerviosa que sentía que en cualquier momento iba a tropezar frente a todos los invitados e iba a hacer el ridículo, porque habían miles de personas esperando en la iglesia y todos eran muy grandes e importantes.

Después de tantos nervios, ya habían llegado al lugar, Zoé y Alina se bajaron del auto poniéndose a la entrada del auto y ayudaron a bajar a Eva que soltó un último suspiro antes de poner los dos pies fuera del coche. En la entrada de la iglesia se encontraba su padre esperándola con una sonrisa, era el momento más feliz de su hija y quería que ella se sintiera cómoda.

Ella caminó hacia su padre y le dio un abrazo efusivo.

—Gracias por estar aquí—Sonrió Eva enganchando su brazo con el de su padre.

—Siempre voy a estar a tu lado, mi pequeña princesa—Le dió un beso en la frente y ambos se posaron en la entrada de la iglesia para comenzar a caminar hacia donde estaba Brandon.

La música elegida por Eva comenzó a sonar y ambos caminaron lentamente con la frente en alto, los murmullos comenzaron a retumbar entre los invitados al ver la gran cola del vestido que se arrastraba por el suelo. Los pequeños diamantes brillaban y se hacían notar en el vestido, era todo lo que ella había soñado.

Las flores eran Gardenias que también brillaban en el ramo, el vestido le quedaba ajustado al cuerpo y sus caderas relucían en él, aunque eso no era lo importante, pues, todos tenían la vista fija en la fina corona que ella llevaba puesta, después de tantos años había salido a la luz la corona real y ella era la segunda mujer en portarla.

Eva caminó con su padre bajo la atenta mirada de los invitados hasta llegar al altar donde estaba Brandon esperándola con su fino traje gris metalizado. Ella sabía que se veía perfecto.

Al llegar allí Andrey entregó a su pequeño tesoro, pero no sin antes murmurar:

—Cuidala como si fuera otra parte de ti—Susurró dirigiéndose hacia Brandon que tomaba la mano de Eva.

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