8 // Dementor

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— Déjame ver si entendí. ¿Sirius Black escapó de Azkaban para perseguirlos?

— Si... — afirmó Harry dirigiendo su mirada hacia su melliza, quien estaba algo confundida.

¿Porque aquel hombre que nunca conoció antes en su vida la querría perseguir o incluso peor?

— Pero lo van a atrapar, ¿no? — hizo una breve pausa — todos lo están buscando.

— Claro. Pero nadie se había escapado antes de Azkaban, y el es un lunático asesino.

— Gracias, Ron — agradeció irónicamente la ojiverde justo antes de que el tren se parara abruptamente.

Los días antes de que la escuela de magia y hechicería empezara, los cuatro adolescentes se habían hecho bastante unidos, bastante cercanos.

— ¿Por que estamos parando? Todavía no hemos llegado — Harry abrió las puertas y asomó la cabeza para ver qué ocurría. El tren se volvió a mover ferozmente.

— ¿¡Que está pasando!? — exclamó asustada la de rizos, ya que durante toda su estancia en aquella institución, habían pasado bastantes eventos desastrosos, pero ninguno tan aterrador como este, o eso era lo que pensaba.

— No lo sé. Quizá se descompuso el tren — justo después de eso, las luces se apagaron y le temperatura empezó a bajar.

— Algo se está moviendo allá afuera — informó al cuádruple con voz temblorosa — creo que alguien va a abordar — justo después de eso el tren se volvió a mover bruscamente y el vidrio se comenzó a congelar.

— ¡Diablos! ¿Que está pasando? — Una sombra como con capa se acercó lentamente, y poco a poco fue abriendo las compuertas del bagón.

Unos segundos después de "examinar" a todos, empezó a hacerle algo a Harry. Este no paraba, por lo que su melliza empezó a intentar de cerrar las puertas, pero ese ser, que reconoció como "dementor" gracias a todos sus estudios, no las cedía.

Hasta que de un momento a otro, el hombre apellidado "Lupin", se levantó e hizo algo con su varita, y este se fue, logrando que Harry cayera desmayado en los pies de la joven pelirroja.

— ¡Harry!, ¿Estás bien? — pregunto su melliza algo preocupada, ya que no sabia que era lo que había pasado.

Unos segundos más tarde, Lydia le alcanzo sus gafas y poco a poco se fue levantando.

— Comete esto, te ayudará — ordenó el hombre mirando hacia Harry, entregándole una barra de chocolate — no te preocupes, es chocolate.

— ¿Que fue esa cosa que vino? — cuestionó algo mareado, mientras empezaba a comerlo.

— Era un dementor, un guardia de Azkaban. Ya se fue. Estaba buscando a Sirius Black en el tren — informó para luego dejar el chocolate a un lado y levantarse — Si me disculpan, necesito hablar con el conductor — después, salió del vagón.

— ¿Que me pasó?

— Te pusiste rígido, pensamos que tal vez te había dado un ataque — contestó su mejor amigo.

— ¿Y, alguno de ustedes tres... ya saben... se desmayaron...? — pero calló al ver que los tres negaron lentamente.

— No... Pero me sentí raro. Como si me sacaran la alegría — aportó Ron, intentando de hacer sentir mejor a su amigo.

— Pero alguien estaba gritando...

— Una mujer... — contestó la ojiverde terminando su oración, mientras Harry asentía.

El hijo de mi enemigo [Matheo Riddle]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora