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-Seremos muy felices

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-Seremos muy felices.

Cuando uí del orfanato, creí que podría tomar las riendas de mi vida, siendo menor de edad, cometí muchos delitos, delitos que no fueron visto por la justicia, una semana, solo una estúpida semana duré afuera, fuí un chiste, un día durmiendo en un callejón, me encontró una dulce viejecita, viejecita que jamás me dijo su nombre pero me dio una hermosa vida, gracias a ella conseguí estudios, amor, un lugar donde dormir, sin ella no había logrado mi objetivo de tener un lugar seguro donde recibir a Izana.

Pero con esa dulce viejecita conocí el dolor, la venganza, la ira.

Un día terminé rápido mis entregas como cartera, ese día era el cumpleaños de su difunto hijo, por lo cual quería llegar pronto a casa y acompañarla, al llegar a casa la puerta estaba abierta, ese día conocí un color del que no me libraría hasta conocer nuevamente a Izana.

La dulce viejecita resultó ser madre de un miembro de la agrupación Yakuza, madre de un traicionero, su hijo nunca murió solo desapareció y esconder una gran cantidad de dinero en la casa de su madre, aquella viejecita estaba degollada, el olor a metal habitaba la habitación, cuando quise correr e irme de aquel lugar, choqué, choqué con un cuerpo.

-Hasta que despiertas niña.

-Por favor ponte cómoda.

-Yo soy el jefe de los Yakuzas, tú deberías estar muerta solo por haber pisado esa casa.

--Dónde está ella?

-Muerta, lo acabo de decir, al igual que la rata de su hijo, pero tú, tú solo fuiste una allegada en esa casa.

--Matenme.

-Cómo? habla más fuerte

--MATENME

Me subí en los hombros del viejo y lo comencé a ahorcar con mis brazos.

-Idiota, bájate.

--Solo matenme, ya no tengo nada.

-Tus brazos debiluchos no crean presión en mi cuello, pero eres muy temeraria. Niña, tu nombre.

--Kimi

-Bien Kimi, ahora serás mi hija, y no una allegada. Te prepararé para tu venganza.

--Qué venganza?

-Cuando crezcas lo sabrás...

. . .

Crecí entrenada para matar, durante mi juventud no celebré jamás mi cumpleaños, mi padre, jefe de los yakuzas, me enseñó a no crear lazos, sí no generaba lazos, no habría emociones y sin emociones no hay sentimientos, sentimientos que me impidan hacer mi trabajo, así olvidé a Izana, niño que esperé no volver a ver.

Maté y torturé a mucha gente durante mi vida, hoy es solo otro día...

 Querida Kimi, feliz navidad adelantado, tengo dos regalos que darte, la primera;

☙Por favor, llama mi nombre una vez más❧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora