Capitulo 43

3.4K 193 1
                                    

Mas que dolor...

Michell

Minutos Antes...

Todo se encuentra totalmente negro un abismo sin salida me acompaña, no puedo moverme solamente me mantengo de pie sin poder hacer absolutamente nada. Mi vista viaja hacia un punto blanco pequeño que se encuentra muy lejos de mí. Decido ir y averiguar el punto blanco, ya que podría ser mi salida. Mis pies por fin obedecen mis ordenes, donde avanzo con cuidado ya que un sentimiento de caída al vacío se mantiene en mí. Cuando ladeo el rostro a la derecha puedo ver un recuerdo de mi madre conmigo, tal como si fuese una película. Recuerdo perfectamente como mi madre hace mucho tiempo, cuando tenía seis años recuerdo perfectamente como me caí de mi árbol favorito, ya que era la más encantada a la hora de escalar cualquier cosa. Corrí como cualquier niña en busca de los brazos que siempre me hacían sentir mucho mejor. 

«Mi madre»

—Tranquila mi niña—susurraba mi madre mientras acaricia mi cabello con toda la ternura del mundo.

—Mami...mi brazo—lloraba como loca por un pequeño golpe en mi brazo mientras ella seguía consolándome.

—Todo dolor pasa amor—me acunaba el rostro para que observara sus ojos llenos de dulzura—Siempre he dicho que todas las cosas, son para bien—lloraba más fuerte ya que no quería que me aconsejara, solo que el dolor pasara—¿Sabes por qué? —preguntaba y yo negué con lágrimas en mis mejillas—Para que ahora en adelante seas más cuidadosa—sonrío con amor y beso mi frente con tal paciencia, que logro tranquilizarme en segundos.

Mi rostro se llena de mis lagrimas al recordar esa humanidad de mi madre, y mucho más al verlo como si fuese una televisión. Ladeo mi rostro con nervios al escuchar mi nombre con desespero y me encuentro otra imagen que recuerdo detalladamente.

—¡Michell! —mi padre grita desesperado al verme correr deprisa contra el ladrón que tomo mi cartera, aunque me encontraba en tacones no muy latos, no permitiría que me robasen con mi familia enfrente, mi hermana se sujetó de mi madre fuerte mientras yo corría y mi padre venia detrás mío, ya que estábamos en una cena familia, en nuestro restaurante griego favorito.

—¡Ven acá hijo de puta! —grite mientras corría para atraparlo, aun sabiendo que solo tenía doce añitos, era una pequeña niña, queriendo demostrar que era fuerte ante su familia. El ladrón podría detenerse y golpear, pero me negaba a no defenderme, ya que mi padre me había enseñado algunas cosas.

—¡Joder Déjamelo! —mi padre gritaba detrás mío para que él se encargara, pero yo me negaba como siempre a que me ayudasen. Incluso corrí más rápido y pude tomar la capucha de este. Mi corazón estaba acelerado y mi cabeza me decía que era mala idea, pero ya era muy tarde para aquello. Al tomar su capucha se detuvo y quiso lanzarme un puñetazo que esquive y rodee, con mi rodilla golpee fuerte su costilla, que logro agacharlo sin aire. Tomé toda la fuerza que tenía para lanzarle un puñetazo en la cara lo cual impacto más fuerte de lo que pensé, pues mi mano ardía del golpe que había lanzado. El tipo después del puño que le había dado, golpeo mis piernas con sus manos logrando derribarme en segundos, tome como ventaja la caída pues mis piernas quedaron junto a él. Rápidamente con mis piernas gruesas, capture su cuello con tal presión, que hasta a mí me dolía. El tipo grito golpeo mis piernas con puñetazos que no lograron nada, sujete más fuerte y este sudaba del miedo. Yo por otra parte sudaba de la adrenalina y del miedo al no ganarle la pelea y recuperar mi bolso.

—¡Hijo de puta! —grito mi padre al soltarle un puñetazo en la cara que lo dejo inconsciente, solté mis piernas y bajé rápidamente mi vestido, ya que no quería dar otro espectáculo. Mientras la policía tomaba al ladrón yo me sentía orgullosa de haberlo logrado con algo de ayuda. Mi bolso estaba intacto al igual que mi dignidad, pues no me deje intimidar de ese idiota, por otra parte, mi padre estaba molesto, pero algo orgulloso por mi acción, que era toda contraria de una damisela en peligro.

MI NECESIDAD OSCURA [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora