Capítulo 59

3.2K 148 10
                                    

Michell

Odio que la molestia no baje de mi cuerpo o cerebro y para que mentir mi condenado corazón latiendo a mil cuando veo a mi maldito superior desfilar con una sonrisa de lado tan malévola como atractiva. Desfila con su atuendo jodidamente excitante mientras está rodeado de muchas mujeres a su alrededor intentan tan siquiera tocarlo o que él, les dé una pequeña mirada que logra ponerlas roja como tomate y débiles como unas gelatinas.

—¿Pasa algo, cariño? — la pregunta de Luis me hace centrarme de nuevo en él y perder mi vista del hombre que sonreía de lado al verme tan plantada en el suelo. Recuerdo todo cuando observo mi amigo y obligo a mi mente concentrarse en mi papel de una esposa felizmente casada.

Trago saliva obligándome a concentrarme a lo que vine a este lugar y mis motivos de ir que son aún más fuertes que una obsesión llena de Estocolmo y los recuerdos de mi cabeza.

—No sucede nada, cielo. —respondo intentando no voltear hacia atrás. —¿Vamos?

Cuestiono cuando el sobrecargo fija su vista en nosotros. Luis alza una ceja detrás mío y no tardo en sentir ese aroma de masculinidad y crueldad inunda mis fosas nasales, acelerando mi pulso a mil. Este deja de latir cuando siento un escalofrió en mi espalda y el perfume inunda hasta mis últimos sentidos.

—¿Razón por el viaje? —pregunta la sobre cargo distraída mientras marca nuestros boletos falsos y pasaporte que también son falsos.

—Mi bella esposa y yo... —habla Luis mientras escucho un gruñido en mi espalda. Mi compañero rodea mi cintura con su brazo y muerdo mi labio inferior. —, queremos conocer la belleza de Rusia, escuchamos...

—Clase dorada. —doy un respingo cuando la voz de Dominic hace eco en medio de nosotros. Por inercia me suelto de mi compañero que no se inmuta solamente niega.

—Si-sí, señor —dice nerviosa la sobrecargo al levantar su vista y encontrarse con el hombre que tengo detrás mío con su aura tan...tan oscura y jodidamente sexy.

Giro los ojos cuando olvida por completo mi presencia y la de Luis al ver como Dom pasa adelante de nosotros y Julián detrás de el con las maletas.

—Julián... —susurro tomando su brazo y me observa de reojo. —, no debíamos ser sutiles.

—Ser pobre no es ser sutil —mis ojos se encuentran con mi superior cuando responde en lugar de nuestro capitán. —, puedo pasar desapercibido si quiero, pero no viajare en un avión corriente y en clase turista. —susurra molesto hacia mi olvidando a la sobre cargo que intenta escuchar detrás de él. —Tengo mi propia sala, ya que ni siquiera me sirve la primera clase.

—Lo siento. —dice bajo Julián solo para mi soltándose de mi agarre y sacando la misma tarjeta dorada de mi general.

Nerviosa la sobrecargo acomoda su pañuelo en su cuello mientras Luis y yo nos posamos a su lado. Julián queda a mi lado sin expresiones y Dom al lado de mi compañero que le susurra algo y lo hace posarse detrás mío para que mi superior tome su lugar.

—Señor Pons, luego podrá pasar adelante. —le dice con las manos temblando a m falso esposo y yo muerdo la cara interna de mis mejillas.

—Gracias. —se limita a responder Luis.

En el momento que concede el permiso de Dominic no camina, sino que me toma de la mano llevándome sutilmente a un lado cuando Julián camina con las maletas adentro tapando la vista de la sobrecargo. Nerviosa murmuro a donde vamos hasta que me estampa contra una pared donde quedo cara con esta y el a mi espalda, donde solo veo su sombra.

Mis manos comienzan a cosquillar con fuerza, en mis piernas recorre una electricidad que casi me hace caer cuando siento como algo duro y fuerte se presiona contra mi culo. Odio no ser inmune a él, detesto no poder solo ignorarlo y seguir mi camino, pero mi cuerpo le responde a él como lo que era y siempre será; mi dominante. Solamente eso.

MI NECESIDAD OSCURA [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora