CAPÍTULO 6

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ALAIA
Vuelvo a gritar y ninguna me escucha. Voy tras mi vecina y ella la suelta cuando la arroja contra el panel de vidrio de mi balcón.

El cristal se agrieta contra la espalda de Larisa. Mi vecina se pone de pie limpiándose la nariz que le sangra.

—¿¡Que demonios les sucede!?

Grito a todo pulmón corriendo hacia Larisa, pero mi vecina me toma del brazo con fuerza, poniéndome detrás de ella.

—Maldita perra.

Escucho a mi vecina.

—Jodete.

Larisa se pone de pie cojeando. Ella la mira con fuerza y escupe en el suelo.

—Papel de joven en apuros, que predecible.

Larisa ríe y responde:

—Tantos años esperaste solo para golpearme —sacude su cuerpo molesta y la vuelve a observar —, aun te jode. Olvídalo perra, tiene mas de seis años.

—Te voy a matar.

Mi vecina me suelta y es cuando se va encima de Larisa, pero ella corre con rapidez hacia mi balcón.

—¡No! —grito cuando veo como salta.

Mi vecina se detiene y yo corro hacia mi balcón.

Miro hacia abajo y lo que me encuentro me hace sentir mi sangre abandonar mi rostro. Ella calló encima de una camioneta negra donde rueda en el techo y cae al suelo. Mira hacia arriba y niega suave.

Me hace una seña con su mano, y luego entra al auto en el asiento del copiloto. Desaparece el auto.

Cuando entro de nuevo a mi departamento, mi vecina no esta.

Busco mi tablet y entro en un diccionario del lenguaje de mudos. Se que no era un insulto, porque conozco un poco del lenguaje, era una decisión por lo que parece.

Recuerdo rápido los simples movimientos de las manos y formo la frase en la tableta.

Cuando termino de armarla con las manos temblando, sigo igual de nerviosa, o peor aun.

«Ya viene, corre»

Y literalmente lo hago. No se a quien se refiere, pero tengo miedo. Esta mierda esta de mal en peor.

Corro hacia mi cuarto donde tomo mi maleta que estaba debajo de la cama, para luego entrar a mi armario.

Tomo lo que sea en un revoltijo de ropa y zapatos para tirarlo en mi cama.

No sé qué mierdas esta pasando, pero tanto miedo. Demasiadas advertencias y hasta ahora reacciono.

Vuelvo entrar a mi armario y cuando salgo de nuevo mi pecho se detiene.

—¿Por qué?

Mi padre está en mi cuarto. Mierda mi padre esta en mi casa, con cara de querer matarme por mentirle.

Esta molesto y trago saliva.

Odia la mentira.

—¿Por qué no llamaste? —repite ahora más molesto acercándose más a mi —. ¿Por qué carajos no hablaste?

—Papá... —susurro con miedo.

—¿¡Por qué demonios no llamaste!?

Retrocedo cuando su grito retumba en mi habitación.

—¡No lo se!

Me defiendo y dejo caer las cosas que tenia en las manos.

—Primero todo iba bien, luego estaba celebrando —habló rápido nerviosa acercándome a él. Con sus manos me toma de los brazos cuando mira mis lagrimas acercarse —, estuve feliz. Después apareció ese hombre, vino acá, mis amigas me ayudaron, Andrew salió herido...

MI NECESIDAD OSCURA [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora