De Regreso A La Academia.

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Hoy es el día. Hoy regreso a la Academia.

Antes de salir, decidí verme al espejo por última vez. El uniforme no es nada de otro mundo: Una camisa de manga larga, un saco marrón con botones dorados, un moño en mi cuello, una falda negra que me llega hasta los tobillos, mis zapatos negros y medias negras. Algo aburrido, al menos el saco no tiene las incómodas hombreras.

Con mi cabello, no se hizo la gran cosa. Bueno, si lidiar con todos esos rizos de color borgoña no es suficiente esfuerzo. Está suelto y sólo tengo una diadema.

No creo que me vea mal.

Después de mirarme por última vez al espejo, me dirijo al carruaje que nos llevará hasta allá. Sí, dije nos. Mi hermano y Gastón vienen conmigo. Los Duques inscribieron a Gastón a la Academia. Mientras que Rodrigo tiene que ir a hacer algunos negocios cerca de ahí. ¡Uff! Después de la escena de ayer, estar atrapada en un carruaje con esos dos. Espero que hoy se comporten.

— Tengan un buen viaje.

— Gracias Padre. — respondemos simultáneamente a la despedida del Duque.

Salimos de la mansión, y nos dirigimos al carruaje, Gastón nos está esperando.

— Señorita, déjeme ayudarla a subir.

— A un lado Gastón. Es mi hermana, yo la ayudaré.

¡Hay no! ¡No otra vez!

— Yo soy su escolta, yo debo protegerla.

— Yo soy su hermano, tengo más derecho sobre ella.

— Chicos...

— Ven Romina. — Rodrigo toma mi mano. — Yo te subiré y nos sentaremos juntos.

— Señorita. — Ahora Gastón me jala, apartandome del otro. — Por favor, acompañeme.

— ¡Ella irá conmigo!

Estos dos no escuchan. El día apenas comienza y ya me siento agotada... Creo que tengo una idea.

§§§

Los dos jóvenes discutían sin presentar atención a su alrededor. Estaban decididos a pasar tiempo con el objeto de su obsesión y cariño. Por fin se había separado de ese príncipe bueno para nada, ahora que el mayor obstáculo desapareció, lo demás era pan comido.

— ¡Te lo diré una vez más! ¡Apártate Gastón! ¡Es una orden! ¿O acaso te atreves a desobedecer al próximo Duque Ingrid?

— La única persona que tiene mi lealtad absoluta es la Señorita. Incluso si usted fuera el amo de todo, sólo viviré por la Señorita.

Las criadas, en lugar de detenerlos, miraban y suspiraban por la escena frente a ellas. ¡¡Cómo desearían que dos jóvenes guapos peleen algún día por ellas!!

— Si no me vas a escuchar... —Rodrigo hace una pausa y saca su espada. — ¡En guardia! — Estaba decidido, él ganaría el duelo y acompañaría a su hermana a la Academia. El albino no tardó en sacar también su espada.

El ambiente su puso tenso, las criadas se mordían las uñas y esperaban ansiosas: ¿Quién haría el primer ataque? ¿Quién de los dos ganará? ¿A quién debían apoyar? ¡Tantas preguntas, y ni una tenía las respuestas!

Justo cuando los dos avanzaron, una voz rompió toda la atmósfera.

— ¿Qué creen que hacen?

Típica Reencarnación a una VillanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora