Extraño. Esta tarde, cuando Gastón regresó de la academia, actuaba extraño. Claro, seguía siendo en parte el mismo de siempre; pero llegó bastante decaído.
Eso fue lo primero que noté cuando me acerqué a él para hablar del contenido de la carta. Cuando me vio, por unos segundos mostró una expresión extraña, no tardó en recomponerse y volver a su expresión de siempre; o eso aparentaba. No sé si es porque Romina es una persona muy observadora o algo así, se me hizo fácil notar que su mente comenzó a divagar, como si algo lo estuviera atormentando. Pero tampoco parece tener ganas de hablar sobre ello.
Tal vez tuvo un mal día, y le gustaría estar, por el momento, solo.
Escucho unos toques en mi puerta. — ¿Quién es?
— Dina, Señorita.
— Adelante. – dejo en la mesa los deberes que me fueron mandados de la academia y me giro a verla, ella hace una reverencia antes de hablar.
— La cena está servida. Y el Duque pregunta si usted desearía cenar con ellos.
Uff. Aquí vamos. Estuve pensando en la posibilidad que... Mi familia, solicitara mi presencia en algún momento; principalmente en cuál sería mi respuesta. Obviamente la primera opción es negarme, pero deseo salir mañana, y si me niego, es probable que piensen que me siento mal y no me lo permitan. Además, también existe la posibilidad que invadan mi habitación, otra vez, y lo último que quiero es lidiar con esa pesadilla. No queda de otra. — Entendido. ¿Vamos?
Ella me abre la puerta y caminamos por el pasillo. Cada vez que paso por aquí, no puedo evitar asombrarme con el lujo que hay en este lugar; piso de mármol, las paredes adornadas con pinturas, ya sean decorativas, de un familiar, o de algún evento del pasado; jarrones; los candelabros; incluso si no hay nada en algunas partes de la pared, esta ya es bastante bonita; es como si estuviera en un museo. Siendo justos, una buena parte de los museos del mundo de Sara, fueron la casa de alguien en el pasado. En el futuro, ¿las propiedades de los Ingrid también se volverán museos? ¿O se conservarán con la familia en un mundo moderno? ¿Seguirá teniendo el poder de siempre hasta el fin de los tiempos? Luego pensaré en las futuras generaciones que siguen sin existir, ahora voy a cenar.
La puerta del comedor se abre ante mi. Los Duques y Rodrigo ya están en sus respectivos asientos, pero no han comido ni un sólo bocado.
— Romina, hija mía. Has llegado. – el Duque al verme, se levantó de su asiento. — Ven y únete. Somos familia, hay que cenar juntos.
Hago una reverencia y obedezco. Los sirvientes no tardan en ponerse manos a la obra, y comienzan a servir la sopa. — ¿Cómo estuvo su día, padre?
— Romina, no tienes que ser tan formal. Estamos en confianza. – Ríe de forma algo burlesca, no por lo que dije, o eso es lo que lo sospecho por la mirada llena de superioridad que le dirige a su esposa y a Rodrigo, los cuales parecen estar muertos de envidia. No quiero sonar narcisista o algo por el estilo, pero todo apunta a que es por la atención que le estoy dirigiendo a Rubén. Ya estoy empezando a sentirme incomoda. — Algo triste, porque no pude pasar más tiempo contigo, mi amada hija.
Por un momento pensé en decir algo como: "El sentimiento es mutuo." sin embargo me detuve. Siento que me arrepentiré de inmediato. Así que sólo voy a sonreír de la forma más "cálida" posible.
— Incluso con mi hijo; estuvimos en el mismo lugar la mayor parte del día estuvimos en el mismo lugar, y apenas nos dirigimos una palabra. En general, me duele que nuestro único momento en familia sea este. – le da un trago a su vino y luego toma la mano de su esposa; ambos intercambian una mirada llena de amor y afecto. — ¡Se me olvidaba! Rodrigo, cuando te marchaste con tu abuelo, me encontré con la Marquesa Laurel, preguntó por ti... – a mí lado se escucha un suspiro lleno de fastidio. — Vamos Rodrigo, no actúes de esa forma.
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Típica Reencarnación a una Villana
FantasyDespués de morir. Sara despertó como un personaje de una novela; Romina Ingrid, una malvada mujer obsesionada con su prometido: el príncipe Otto, y acoso a la joven Brisa, por lo que tuvo un trágico final. Para evitar su trágico destino, ha decidido...