Melissa Laurel.

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No encontré a Gastón por ningún lado. ¿Dónde podría estar? Espero que no haga nada extraño, otra vez.

¿Dónde estoy ahora? En la enfermería. No es porque me pase nada serio, me tocaba clase de magia, y no de teoría. Por la desesperación terminé fingiendo que tenía dolor de cabeza, el cual se terminó volviendo real cuando todo el salón entró en pánico porque su "Gran y bella Diosa" se sentía mal. Luego, entre todos los alumnos me cargaron y me trajeron aquí. De seguro se hubieran puesto a rezar por mi bienestar de no ser porque los doctores los sacaron de aquí.

Al menos espero que hayan escuchado mis súplicas para que no mandaran ninguna noticia al Ducado. No mentía cuando dije que ya todos habían dejado de lado sus deberes para cuidarme la ocasión anterior y que volvería a pasar si se enteran de esto. Claro, gracias a las lágrimas de cocodrilo, ellos lo vieron como una pobre doncella que no quiere ser una molestia para sus seres queridos; cuando en realidad no quiero lidiar con eso ahora.

El problema que no sé si podré solucionar, es que varios alumnos piensen que mis malestares son por mi conversación con el príncipe.

¡Ya me arrepentí! ¿Por qué no pienso antes de actuar? Quiero detener los rumores sobre mi supuesto corazón roto, pero mis acciones dicen lo contrario.

¿Qué más puedo hacer? No tengo magia. ¿No sería peor que los demás se enteren de eso? ¡¡UFF!!

Esto es malo, ya perdí varias clases. Sí bien, los demás maestros seguro y no me ponen faltas, el de magia no. El profesor Jaleel, uno de los intereses románticos de la novela.

¡El punto es, que es un profesor estricto que le da igual quién es hijo de quién! Y seguro se dará cuenta que hay algo "extraño" conmigo si en cada ocasión que tenga usar magia, caigo convenientemente enferma. Y recordando ese lado suyo, me considerará escoria, y mi vida social se hará pedazos.

¿Qué debo hacer? Repetir la materia no es una opción.

Debe haber... Una forma. Mis ojos se sienten pesados. Creo que tengo algo de sueño.

§§§

La mujer corre por el vacío. No hay salida, ningún lugar para esconderse, tampoco sabe cómo es posible correr si no hay nada bajo sus pies. Ni siquiera recuerda si va en la dirección correcta o si se dirige a dónde aquella chica la está esperando.

Ya intentó comunicarse en más de una ocasión, y siempre termina como la primera vez. Una discusión violenta y sin sentido.

Después de un momento, decide tomar aire y caminar un poco; de inmediato se arrepiente, sin estar en constante movimiento, se da cuenta de lo sola que realmente está. La ansiedad comienza a crecer dentro de su pecho, extraña el ruido, pero ¿si escucha algo es buena o mala señal en este lugar? Antes de plantear bien las cosas, su deseo fue respondido. Escucha un chapoteo, y sus pies los siente húmedos. Baja la mirada dándose cuenta que está en una especie de ¿Lago? El agua; no estaba segura si podía llamarla así, era más viscosa y podía ver su reflejo con bastante claridad, como si de un espejo se tratara; le llegaba hasta el tobillo. Se maldijo un poco por no tener zapatos, ahora sus medias estarían empapadas y no tenía dónde secarse.

Entonces, todo empieza a vibrar. El "lago" tiembla con cada golpe o lo que sea que provoque las vibraciones, no escucha nada así que sólo le queda mirar a su alrededor. Gira sobre su eje sintiendo el corazón queriendo salir disparado del pecho. Da un par de vueltas hasta que a la lejanía puede ver una luz roja que poco a poco se va haciendo más y más grande. Le recuerda a un amanecer, uno que da todo menos una sensación de paz. En medio de esa luz puede ver una silueta, que también va aumentando de tamaño. Se acerca y a su vez va tomando forma; es de una bestia con grandes cuernos, decidida a estrellarse contra ella.

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⏰ Última actualización: Mar 31 ⏰

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Típica Reencarnación a una VillanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora