EL EXCESO DE CELO DE GAVROCHE
Mientras tanto, a Gavroche le había sucedido una aventura.
Gavroche, después de haber destrozado concienzudamente el farol de la calle Chaume, llegó a Vieilles-Haudriettes, y al no ver «ni un gato», encontró buena la ocasión para entonar una de sus canciones. Su marcha, lejos de retardarse por la canción, se aceleraba. Empezó pues, a cantar, mientras seguía la fila de casas dormidas o aterrorizadas, los siguientes versos:
Murmura un pajarillo
que ayer Atala
se marchó con un ruso
por la mañana.
Y por la noche,
dizque el ruso a su casa
la llevó en coche.
Tus ojos hechiceros
tienen un tósigo
capaz de dar a Orfila
veinte soponcios.
Aunque es persona
que en toxicología
no hay quien le tosa.
Al mirar las mantillas
de Inés y Petra,
el alma desolada
se enredó en ellas.
¡Vaya unos pliegues!
Cuéntalos, alma mía,
si es que te atreves.
Cuando el amor reluce
entre la sombra,
la cara de Dolores
pinta de rosas.
Yo ser espero,
del jardín de esas rosas,
el jardinero.
Mi corazón, volando,
se escapó un día,
mientras Juana al espejo
se componía.
¿Dónde se alberga?
Pienso que será Juana
la que lo tenga.
Una serena noche
miré a una estrella,
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Los Miserables IV: El idilio de la calle Plumet...
Ficción históricaEn esta cuarta parte, aparecida el 30 de junio de 1862, encontramos a Jean Valjean viviendo con Cosette en la calle Plumet. Mientras Marius sueña e intenta localizar a su esquivo ángel, una revolución se prepara en las calles de París...