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Taehyung despertó desorientado.
¿Qué había pasado?
Recuerda entrar a su cuarto... Cerrar la puerta...
— Buenas noches— Escuchar la misma voz que ahora—. ¿En serio?
Seokjin agarró un vaso y lo llenó de agua en el baño, salió y se lo tiró en la cara al castaño que despertó sobresaltado.
— ¡¿Que cojones te pasa?!
— Te desmayaste de nuevo así que tuve que despertarte.
— ¡¿No había otra manera?!
— No— La voz del Omega salió con tanta seriedad y autoridad, que por primera vez en su vida, Taehyung agachó su cabeza como señal de sumisión ante un Omega.
— ¿Qué quieres?
— Hablar.
— Sobre qué.
— De ti. Eres mi sobrino, debo conocerte.
— Usted y apenas me gana por 7 años de edad, no es tan viejo como para llamarlo tío.
— Soy el hermano de tu padre, no interesa mi edad, soy tu sangre.
— Me vale un cuerno.
— ¿Por qué eres tan malditamente obstinado?
— ¡Porque no me interesa nada usted! No me siento cómodo con usted, yo no lo conozco y ahora está aquí como si nada. Usted le hace daño a mi lobo y no entiendo porqué, por eso quiero que se aleje de mí.
— ¿Qué? ¿Tu lobo?
— Sí. Dice cosas sin sentido. Dice que usted es suyo, que es hermoso, que va a matar a ese paliducho con el que anda... Me marea y no le entiendo. No quiero nada con, ni de usted. Es todo.
Seokjin se quedó helado.
Mierda.
Santa mierda.
— O sea... ¿Que no entiendes lo que tu lobo intenta decirte?
Taehyung asintió y Seokjin respiró aliviado.
— Bien... Perdón entonces por fastidiarte. Hasta luego, joven Kim.
Y se marchó.
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