Joyas

2.1K 103 2
                                    

Alexander

Ayer le comenté a mi flor de cerezo la razón por la que no tenemos nuestros anillos de matrimonio, sé que no recuerda nada, así que le digo que hoy después de almorzar iremos a comprar nuestros anillos. 

La mañana se pasa tan rápido, salgo de la oficina para ir a almorzar con Hanna, me sorprende mucho lo que veo, la secretaría Rodríguez está sonriendo, tocando el cabello de mi flor de cerezo, Hanna aleja su toque con rapidez, ¿qué es lo sucede aquí?, la secretaría intenta darle una bofetada, me acerco con rapidez para detener todo esto, pero no esperaba que Hanna detuviera su golpe y más aún que ella le devuelva una bofetada. 

-Lo deje pasar la primera vez que me molestaste para llevar las cosas en paz, pero ya no toleraré una segunda vez-dice con firmeza mi flor de cerezo, me saca una sonrisa sus palabras, me encanta que se dé a respetar, ella merece respeto al igual que todos aquí en la empresa. 

-Nadie toca a mi esposa, lo dije muy claro el día que expuse que estaba casado con Hanna Smith, así que señorita Rodríguez, pase por recursos humanos por su liquidación porque está despedida-digo con frialdad abrazando a Hanna por la espalda, la siento tensarse pero se relaja a los pocos segundos. 

-Vamos a almorzar-le susurro en su oído. 

-Es… esta bi.. bien-me responde nerviosa, que ¿es por mí o porque descubrí que una de las secretarias la molestaba?.

Entrelazo mis manos con las de ella y nos retiramos, nos dirigimos al restaurante favorito de mi madre Preferito, llegamos y pido lo mismo que ella. 

-¿Quieres contarme lo que sucedió en la recepción con la secretaria Rodríguez?-le pregunto con tranquilidad, no quiero presionarla. 

-Hace unos días, me pregunto ¿cómo hago para tener a los dos hermanos Smith detrás de mí?-su respuesta me hace enojar un poco.

-¿Por qué no me lo dijiste?-mi voz sale con un poco de reproche.

-No quería problemas, pero hoy no he tolerado su provocación-me dice con firmeza. 

-Muy bien mi flor de cerezo-me acerco a acariciar su mejilla-hay personas que solo se dedican a justar y se dejan llevar por lo que dicen o ven, sin saber lo que realmente sucede-mis dedos bajan a tocar sus labios, como quisiera besarla en estos momentos. 

-Bésame-dice en un susurro de sus labios. 

-¿Qué has dicho?-le pregunto acercándome a ella, sé lo que he escuchado pero necesito oírlo otra vez. 

-Espérame-me dice y se levanta de la mesa, está sonrojada-espérame ya vuelvo, voy a los servicios higiénicos-asiento y se va apresurada, niego con la cabeza, ¿esa es su manera de evitar que la bese, cuando ella también lo desea?, este pensamiento solo me causa una sonrisa. 

La espero, almorzamos y nos vamos a la joyería Diamont, entramos y Hanna es quien observa los anillos que están en exhibición. 

-Me gustan estos-dice mirando un par de anillos, son anillos de oro blanco que tiene tres filas de pequeños diamantes incrustados en este, dos filas de diamantes  alrededor de todo el anillo y en el centro de cada uno también tienen diamantes pero uno es de color rojo y el otro azul. 

-Claro, mi flor de cerezo-le digo abrazándola por la espalda y colocando mi mentón sobre su hombro, la siento temblar. 

-Creo que ya deberíamos ir a casa-me dice intentando sonar tranquila, se voltea para quedar frente a mí, con mis brazos que están en su cintura la acercó más a mí, se sorprende.

-Aún no, debemos escoger un collar y un par de pendientes para...-me detengo porque casi le digo mi querida esposa.

-¿Para quién?- me dice, su tono de voz suena a reproche-¿Para tu madre?-me dice con un suspiro de alivio-te espero en el auto si es así-intenta alejarse, no la suelto.

-No es para mi madre-le digo-es para-pero no me deja terminar.

-¿Para quién?, ¿acaso piensas comprarle joyas a otra mujer?, puedo aceptar que compres si quieres todas las joyas de la tienda para Emma Smith pero no aceptaré que compres joyas para otra mujer-me dice enojada.

-Puedo comprar todas las joyas de la tienda, pero no para mi madre-le digo acercando mi rostro a ella.

-¿Qué…?-no la dejo terminar de hablar porque la beso, me besa enojada hasta que se tranquiliza, aunque quiero un beso apasionado no puedo exponerla así y menos en un lugar público.

-¿Estás celosa?-le pregunto sonriendo, mirando fijamente sus ojos-las joyas son para mi esposa, para Hanna Smith-se sonroja y evita mi mirada.

-No estoy celosa, solo que no quiero más cotilleos de los que hay en las revistas-intenta alejarse, pero no la libero-suéltame-me dice avergonzada, la suelto y se va apresurada hacia la sección de collares y pendientes. 

No acepta que está celosa, mi flor de cerezo no lo acepta, pero ya llegará el momento que no pueda ocultarlo, solamente espero que no tarde mucho en expresar lo que siente.

La veo mirando varios diseños, es tan hermosa, solo espero enamorarla porque yo ya lo estoy, esto que siento cada vez que la veo, como se acelera mi corazón cuando la tengo cerca, como la pienso a cada instante, hasta sueño con ella y sumándole el hecho de que no rechazo su toque, más bien lo ansío tanto, que me pasaría mi vida entera besándola, lo que siento solo podría significar una cosa, que estoy enamorado de Hanna, de mi querida esposa.

Se detiene a observar un collar de rubíes con diamantes, es realmente hermoso, pero nada se compara con su belleza, para mí, Hanna Smith es la mujer más hermosa del mundo.

-¿Lo quieres?-le digo acercándome a ella.

-No, no me gusta, escogeré otro-me dice con tranquilidad y observa otros collares, me acerco al gerente para decirle que también incluya ese collar con un par de pendientes rubíes en la compra.  

-¿Qué te parece este collar?-me pregunta observando un collar de diamantes. 

-Si te gusta, llevémoslo-le contestó-creo que quedarían perfectos con estos pendientes-le señaló un par de diamantes que parecen gotas de agua. 

-Sí, están perfectos para combinarlos con el collar-me responde con una sonrisa.

-Gracias por su compra, hacen una bonita pareja-nos dice el gerente cuando me entrega las joyas. 

-Gracias, estoy enamorado de mi querida esposa-digo observándola, sus mejillas adquieren un sonrojo intenso, espero que no se incomode por decirle querida esposa, extrañaba decirle así, lo dije sin poder evitarlo.

-Gracias-le dice Hanna al gerente-¿vamos?-asiento y nos vamos. 

Nos vamos a la mansión, unas horas después cenamos, en la cena Hanna me agradece por regalarle las joyas, le digo que mañana no vaya a trabajar, que se tome el día libre, que se relaje porque por la tarde llegarán estilistas y un diseñador de modas para que le ayuden a estar perfecta para el evento.

Casada con el hermano de mi exDonde viven las historias. Descúbrelo ahora