Capítulo 4: Lane Aldrich

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En quinto grado, había una dulce niña. Dulce y tímida . No podía no mirarla en el patio de juegos.
Su piel blanca como la nieve y sus ojos grandes y de un vivo color verde, cabello liso y rubio bajo los hombros.

Cada recreo tomaba el mismo libro de Charles Dickens durante unas semanas, hasta que terminaba y tomaba otro. Su soledad me parecía lo más bello.

Yo solo jugaba a las escondidas, rayuela, pilladas y otras cosas.

Muchas veces ansié acercarme pero me atacaban los nervios cada vez que volteaba a verme.
Hasta que un día me armé de valor y le hablé.

- Hola Hannah, ¿qué lees?

-Moby dick.- dijo sin despegarse de su libro.

-¿No te gustaría ir a jugar con el resto?

Encogió sus piernas y cubrió con su libro su cara. Poniendo me en mente que era tímida volví a jugar softbal con los demás .

Óctavo grado. Vino con falda, más femenina de lo común. Todos en la clase sabían que me gustaba,
pero ella aún no se enteraba.

Había más competencia, era una de las chicas cotizadas y se aproximaba el baile. Tocó el timbre y fue una de las primeras en salir esta vez.

Corrí tras ella, pero muchas personas me obstaculizaban el camino. Llegué hasta ella con dificultad.- ¿Estás bien?- cerró su libro.

-Ahora si.-dije exhalando- Quería preguntarte algo.

Por fin me ponía atención. Y me miraba con sus ojos transmitiendo su inocencia.

-¿Te gustaría ir al baile conmigo?- Apreté mis puños sudorosos por los nervios, mi corazón palpitaba como si hubiese corrido una maratón.

Abrió su boca lentamente, en tanto corría su cabello envolviendo lo detrás de su oreja.
-Agradezco, pero no.- Expulsó con frialdad.

Me aleje con una sonrisa torpe, nada había sucedido. Simplemente me había rechazado por la única persona que me acobardaba durante los tres ultimos años.

A mitad de camino, volteé para ver su linda cara, se encontraba con Thomas Rich lo que podria interpretarse como una invitación al baile de graduación y ella tan sonriente como nunca.

Solo pude suponer que aceptó su invitación y la mía no. Con gran rencor decidí ocultar que alguna vez sentí algo por ella.

Me volví más independiente y menos preocupado de niñas, me enfocaré en mi futuro.

Pasó el verano en un pestañeo. No pensaba tanto en Lowell. Volví serio y maduro, recibiendo cartas de declaraciones de 2 a 3 por semana.
Pero me había puesto una meta. Mis estudios.

Nuestras clases distanciadas. Yo era algo más matemático y ella más artística. No la recordé durante los dos primeros años de preparatoria.

Hasta un día en el que volvió femenina. Así como en octavo grado. Por alguna razón mi corazón volvió a palpitar con esa increíble sensación tras correr decenas de kilómetros. Sentí que sonrojé.

Nunca había tenido amigos. Pero ahora se juntaba con 2 chicas con cuales compartía alguna clase.

Fui la primera persona en acercarse le y fui rechazado. No bien volviendo eso a mi memoria también recobré cierto rencor.

Un día pasé por su lado, haciendo un comentario molesto. No quise decirlo. Me sentí un asco. Estaba siendo gobernado por mis sentimientos nuevamente.

Los celos se desbordaban de mi cuerpo. Traté de ocultarlo. Quise pensar que me descontrolé por la separación de mis padres.

"Pero entonces por qué sucedió cuando la vi y no antes de su repentino cambio".

Quería descubrir cuál fue causa de tal repentino cambio.

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