Cap 33

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El ser del inicio
Hasta los dioses tienen sus creadores

Apofis

Veo como la diosa Hera cae de forma rápida al suelo, inconsciente y sumida en un sueño profundo, pero de seguro muy placentero del que dudo quiera despertar, "hasta los dioses pueden desear vivir en sus sueños que en su realidad", levanto la vista hacia el dios de la guerra quien esta en una postura de ataque.

—Intuyo que sabes quien soy, ¿no?, Ares —este no dice nada, pero no aparta la mirada de mí.

—No se supone que estarías muerto —suelto un bufido —al menos eso es lo que decían esos papiros antiguos. Primordial de la oscuridad, creador de la oscuridad y la maldad —escucharlo decir mi antiguo título se siente nostálgico.

—Ha pasado un buen tiempo de que alguien me llamara de esa manera —digo —creo que la ultima persona que lo hizo fue mi contraparte, antes de encerrarme.

—Estoy seguro que te merecías ser encerrado —empuña las espadas con fuerza y listo para cortarme —ahora te daré a escoger: dejas el cuerpo de Hela a las buenas o te saco a golpes —mi risa sale haciendo vibrar mi pecho.

—Si que eres gracioso dios de la guerra —empiezo a clamarme, me muevo rápido que el apenas ve mi movimiento y le clavo una patada en el estomago que lo hace fruncirse —aun te falta mucho para siquiera querer darme una orden —mi codo golpea su espalda mandándolo al suelo con un gran choque.

—¡Ares! —el grito de la diosa de la discordia me hace verla, la herida en su abdomen ya está curada, detrás de ella esta su gemela y el ser hibrido que mi reencarnación decidió tener bajo su mando.

Eris llega al lado del dios de la guerra quien se levanta despacio, del costado de su labio sale un hilo de sangre —¿dolió? —pregunto con ironía —lo siento, el estar tantos años sin un cuerpo sólido, me hizo olvidar el cómo medir mi fuerza.

—Sal del cuerpo de mi hermana gusano asqueroso.

—Este es mi cuerpo —respondo, el hermano lobo y la otra hibrida de igual forma empiezan a acercarse, pero eso uno de los que están aquí quien llama mi atención —tantos años sin verte Hades —este frunce su ceño —dime, ¿ya te salieron las pelotas para hacer tu voluntad o sigues de perro faldero?

—Si yo soy un perro faldero tu eres solo un parasito con ínfulas de supremacía.

—Uy pero que boca, ¿Dónde quedo el dios con modales rectos y lenguaje cordial? —me burlo.

—En el mismo lugar donde quedo ese ser supremo por el cual eras respetado —su mención me borra toda gracia haciendo que recuerde ese momento especifico —ahora, elige: sueltas a Hela o te sacamos —miro a cada uno de los que están presentes con detenimiento, "esto será divertido", cubriendo mi espada con mi poder les doy mi respuesta silenciosa.

—Entreténganme, seres nacidos de Amet.

Hela

Me siento cómoda aquí, no siento el cuerpo pesado, el ambiente huele a hierba fresca.

—Vamos Hela, levántate que ya es de día —esa voz, de un salto abro los ojos y me siento, al ver a mi alrededor veo paredes de maderas, una ventana al lado de mi cama, levanto mis manos hacia mi cabeza notando mi cabello largo, llevo un camisón blanco —Hela es la ultima vez que te llamo, levántate de una vez —levanto mi vista viendo a...

—¿Mamá?

—¿Quién mas iba ser? Vamos arriba que...—me estrello contra su pecho rodeando mis brazos en sus caderas, "puedo tocarla, sentirla, esta aquí", mis ojos se humedecen y sin poder evitarlo lloro, escucho a ella llamándome preocupada junto con otros pasos, pero no quiero soltarla, el miedo de que desaparezca es muy fuerte —¿Qué sucede mi pequeña hechicera? —siento sus labios en mi cabeza —¿otra pesadilla? Te dije que no comieras mucho.

HelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora