Capítulo 2: El Karma es una mierda, Pablo Gavi

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-Es que no me lo puedo creer- dije mientras caminaba por la habitación de Sonia. Había estado llorando durante media hora, ¿podía tener más mala suerte?

-A ver, Zoe, tranquilízate, ya no hay vuelta atrás, piensa que es solo un trabajo.

-¿Cómo quieres que me tranquilice, si como tú bien has dicho, ya no hay vuelta atrás?- me llevé las manos a la cabeza- Bueno, cambiando de tema, ¿vosotras sabéis de qué lo vais a hacer?

Se intercambiaron una mirada cómplice y una sonrisa apareció en sus labios.

-Feminismo- respondieron al unísono.

-Sabía que tenía algo que ver con eso- este verano nos habíamos informado bastante sobre el movimiento y habíamos acordado hacer el trabajo de este año las tres juntas, pero al ser por parejas nos había jodido el plan y al yo tenerlo que hacerlo con Pablo Martín, aún más.

-Oye oye oye, tengo chisme del bueno- interrumpió Iria la conversación, enseñándonos su móvil- me acaba de escribir Leire diciendo que esta noche supuestamente Ansu y ella se van a liar.

-Ay señor- dije yo.

-Podemos cambiar el tema del trabajo y hacerlo de: los heterazos del siglo XXI- propuso Sonia.

-Más fácil lo tendríais, desde luego- añadí yo.

Iria puso su playlist aleatoria de Spotify mientras las tres estábamos tumbadas en su cama. Esta tarde la teníamos libre, los entrenos no empezaban hasta mañana, por lo que podíamos hacer lo que quisiéramos hasta la hora de cenar.

-¡Tutifruti!- chillé al terminar de rellenar todos los apartados del juego al que estábamos jugando.

-A ver- empezó a leer Sonia-
Letra: A
País: Alemania
Ciudad: Albacete
Futbolista M.: Andrés Iniesta
Futbolista F.: Alexia Putellas
Animal: Águila
Comida: anchoa
Famoso: Ariana Grande

-Todo correcto- concluyó- apúntate un punto.

-Chicas, vamos a bajar a cenar ya, que llevamos seis partidas y tenemos que estar ya abajo.

Bajamos a la planta de abajo, donde ya estaba la mayoría de gente cenando, así que cogimos nuestra bandeja y nos servimos la comida, yo me eché una ensalada, dos filetes y una pera y nos dirigimos a una mesa que había vacía, que era donde siempre nos sentábamos: desayuno, almuerzo y cena.

-Mmmm- dije al probar los filetes- qué buenos.

-Pues a mí me saben a plástico- Iria puso una mueca de asco.

-Tú es que eres muy especialita, yo concuerdo con Zoe, están buenísimos.

Tras cenar, me fui a mi habitación, leí un rato el libro que me había empezado a leer el día anterior: El príncipe Cruel, de Holly Black. Por ahora me estaba encantando, en menos de un día me había leído más de la mitad. Ojalá yo tuviera una historia como la de Cardan y Jude...

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Ni en mis peores pesadillas había pensado que me fuera a costar tanto levantarme al día siguiente a las siete de la mañana para ir a clase.

-Me cuesta la vida- susurré. Por suerte yo tenía una habitación individual y nadie tenía que verme con esas pintas, porque si no fuera así ya me podría ir despidiendo de mi dignidad.

Me arreglé lo máximo que una se puede arreglar a las siete de la mañana y bajé a desayunar. Allí me encontré con mis amigas, que tras coger una bandeja con nuestro desayuno, nos sentamos en nuestra mesa.

Adrenalina • Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora