Capítulo 17- T de te quiero

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Llamé a la puerta de la habitación de mi amiga mientras los nervios recorrían mi interior. Era hora de contarle todo. Aún no sabía qué éramos Pablo y yo, pero Sonia merecía una explicación, y más valía que fuese buena, porque nuestra amistad estaba en riesgo.

El corazón me dio un vuelco cuando abrió la puerta. Ya no había marcha atrás.

-Hola- fue lo único que dije mientras esperaba una respuesta por su parte.

-Hola.

Sabía que ella no iba a decir nada más hasta que yo lo hiciese, así que pasé a la habitación y nada más cerrar la puerta dije lo que tanto tiempo llevaba pensando.

-Lo siento, lo siento mucho, de verdad.

Notaba por sus facciones que no estaba enfadada. Deduje que más que enfadada, estaba molesta, y lo entendía.

-Te debo muchas explicaciones, lo sé- su mirada penetrante me intimidaba. Me estaba juzgando, o al menos eso era lo que yo sentía.

Nos sentamos en su cama.

-Zoe...- me llamó, yo levanté la cabeza- No me debes ninguna explicación.

Me sorprendió su respuesta.

-Que seamos amigas no quiere decir que me tengas que contar todo lo que pasa en tu vida, en eso no se basa la amistad. En lo que sí se basa es que en el momento en el que quieras contar algo, tengas la confianza en hacerlo. No voy a permitir que me lo cuentes porque te sientas obligada, ¿me escuchas?

Mis ojos se llenaron de lágrimas; tenía razón, sí, pero en el fondo yo sentía que la había traicionado, tanto a ella como a Iria.

Rompí a llorar y la abracé. Lo necesitaba desde hacía mucho, tanto tiempo conteniendo toda esta basura dentro me había hecho pasarlo fatal. El hablar del tema con alguien iba a liberarme de este mal que me estaba consumiendo. Después de unos minutos abrazadas en los que me tranquilizaba y dejaba de llorar, proseguí.

-No te voy a dar las explicaciones por obligación, sino porque yo quiero. Llevaba mucho tiempo queriendo, pero no sabía cómo hacerlo.

Comencé a contarle toda la historia de principio a fin. No me interrumpió ni una sola vez.

-Hace un rato me confesó que ha estado enamorado de mí desde que me vio por primera vez.

Levantó sus cejas, en señal de asombro.

-No conocía yo esta faceta tan romántica de Pablo- comentó con una sonrisa.

-Ni tú ni nadie, por lo visto- me reí.

-¿A ti te gusta?- me preguntó. Estaba temiendo esta pregunta porque no podía responderla, o más bien, no sabía responderla.

-No lo sé.

-Normal, yo tampoco lo sabría. Podéis intentar algo, aunque sea una amistad y ya con el tiempo veis.

Me lo pensé, podía ser una buena idea pero no sabía si iba a funcionar.

Me había cansado de tanto hablar de mí, además de que me ponía nerviosa, así que ahora tocaba chinchar un poco a mi amiga...

-¿Y tú con Ansu, qué?- le puse una sonrisa pícara, a la vez que me lanzaba encima suya haciéndole muchas cosquillas.

-Qué dices- me dijo mientras se reía.

-Lo que oyes, que he visto como te mira el cerdo- me reí, ella consiguió zafarse de mi agarre y la que empezó a hacer cosquillas fue ella a mí.

-Al menos a mí no me acosa- se rio.

-A mí tampoco, guapa.

-¿Y de dónde sacó tu número de teléfono? ¿Es adivino ahora? ¡Venga hombre!- continuó haciéndome cosquillas.

Adrenalina • Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora