Capítulo 7- ¿Y si lo hago qué pasa?

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Después de cenar subí a mi habitación, al igual que los demás alumnos. Lo que diferenciaba a los demás alumnos de mí es que yo no iba a dormir. En quince minutos había quedado con Gavi en la habitación del Telescopio. No podía evitar el estar nerviosa, además de porque había quedado a solas con él, me sentía nerviosa por si nos pillaban.

Cuando faltaban cinco minutos, salí de mi habitación sin hacer ruido y con el corazón a mil. Tenía que ir a otro edificio, en el que estaban todas las clases, para ir al lugar donde habíamos quedado.

Bajé con cuidado las escaleras, intentando no caerme porque no podía encender la luz, por suerte las habitaciones de las chicas estaban en la primera planta y no tuve que bajar más que un piso. Me extrañó no haberme cruzado con Gavi en las escaleras, su habitación estaba en el tercer piso.

Salí del edificio en donde estaban las habitaciones donde dormíamos. Un escalofrío me recorrió el cuerpo, ¿qué íbamos a hacer en una habitación a solas?

No pensé mucho y seguí andando hacia delante, no sabía cómo se suponía que íbamos a entrar en el edificio donde dábamos clases, siempre lo cerraban, pero si Pablo me lo había propuesto, por algo sería.

Estaba congelada, el frío estaba empezando a entrar en Barcelona, por una parte me entristecía porque veía más lejano el verano, pero por otra parte me hacía feliz que por fin llegara el invierno. Andé rápidamente hasta el lugar donde habíamos quedado, ya que no llevaba ropa de abrigo y me estaba congelando.

Llegué a la puerta del edificio donde estudiábamos y para sorpresa mía, la puerta estaba entornada ¿Gavi estaba ahí ya?

Entré.

Estaba todo oscuro, daba más miedo de lo que había pensado. En las pelis esto nunca acababa bien y en los libros, menos.

Llegué a la sala del telescopio, la cual estaba en la última planta del edificio, justo al lado de las escaleras para ir al terrado.

-¿Hola?- saludé. No estaba segura de si Gavi estaba ahí- ¿hola?- repetí.

Di unos cuantos pasos, entrando completamente en la habitación. No había nadie, o eso parecía, porque de repente la puerta se cerró de golpe.

-¿Qué cojones? ¿Pablo?- pregunté. Para colmo no podía encender la luz porque estaba al lado de la puerta y encima, si la encendía me verían los profesores.

Empecé a temblar, entre el frío y el miedo que llevaba en el cuerpo íbamos bien.

-Gavi si estás ahí que sepas que no me está haciendo ni puta gracia.

Noté como un olor a fresa llegaba a mis fosas nasales, ¿pero qué?

Fui dando pequeños pasos hacia atrás, sin apartar la vista de la puerta, que aunque no viera nada, prefería tenerla vigilada lo máximo posible. De repente, me choqué con algo duro, pues sí que estaba cerca la pared.

Me di la vuelta rápidamente y pegué un grito.

-Shh, calla calla que al final nos van a pillar.

-¿GAVI? ¿ERES GILIPOLLAS O QUÉ COÑO TE PASA?

Se acercó hacia mí y me puso la mano en la boca, tapándomela.

-No me hagas hacerte callar de otra manera- me advirtió. ¿Pero y este quién se cree?

Quise contestarle pero su mano presionaba fuertemente mi boca, lo único que se escuchaban eran mis ruidosas respiraciones. Menos mal que no me podía leer la mente, porque sino...

A los dos minutos, cuando ya me había calmado, apartó lentamente su mano.

-No me vuelvas a poner una mano encima- le dije con un tono amenazador.

Adrenalina • Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora