Entré a la siguiente clase lo más rápido que pude. El profesor de matemáticas, como no, me regañó en frente de toda la clase por llegar con más de diez minutos de retraso. Al final me iban a poner un parte por mal comportamiento, desde luego que este año me estaba luciendo.
Me senté en mi sitio de siempre, al lado de mis amigas en primera fila. Me extrañó el que Pablo no viniese a la clase, no era muy buen estudiante, pero siempre acudía a clases.
De repente, alguien tocó a la puerta.
-¿Se puede?- efectivamente, Pablo se había dignado a venir- lo siento mucho por el retraso, he tenido un pequeño problemita- noté como me dirigía una rápida mirada.
El profesor lo único que hizo fue sonreírle y dejarle pasar a clase. ¿Perdón? No entendía este favoritismo que tenían todos los profesores con él. Que juega en el primer equipo, sí, que es el más guapo de todos los alumnos, sí, que cobra más que todos los docentes juntos, sí, que está arruinándome la vida, sí.
Me resistí a comentar en voz alta la injusticia, no podía arriesgarme a que ese parte que tenía en mente en todo momento se hiciera real y estaba claro que el profesor de mates no le iba a temblar el pulso a la hora de hacerlo.
Mientras intentaba concentrarme en entender lo que estábamos dando, noté como un papel aterrizó en mi mesa. Ya empezamos.
"No calientes la comida si no te la vas a comer.
-PMPG"Resoplé. ¿En serio? Yo no había calentado nada, él es el que está siempre más salido que el mango de una sartén. En fin... hombres. Ignoré la nota ya que no me iba a llevar a ningún lado el contestar a sus idioteces, además, teniendo en cuenta el carácter que tenía, lo mejor era dejarlo estar, mucho le había jodido el que le hubiese dejado plantado como para que ahora le vacilase.
Cuando por fin el timbre que indicaba el fin de las clases sonó, me levanté de la silla y me dispuse a salir de clase. Me despedí de mis amigas ya que cada una iba a su habitación para dejar la mochila y los materiales escolares y caminé sola hacia donde se encontraba mi dormitorio.
Estaba abriendo la puerta de mi habitación cuando noté algo tocándome por detrás. Reprimí un grito.
-¿Qué cojones haces, imbécil?- odiaba que la gente me asustase.
-Chst, baja la voz- me dijo él.
-¿Qué quieres? Son las dos y media de la tarde, tengo ganas de comer, no de hablar.
-Solo venía a decirte que aún nos quedan cosas pendientes, ¿lo sabes, no?
-Sí, el trabajo sobre el universo, gracias por recordármelo- le vacilé. Sabía las intenciones de Gavi, usarme, y no iba a permitir que se saliera con la suya.
-Estás graciosilla hoy, ¿eh? No conocía yo esa faceta tuya calientapollas.
-¿Qué me acabas de llamar?- lo que faltaba, nuevo mote. Me giré enfadada quedando de frente a él, no iba a permitir que nadie me volviese a faltar el respeto.
Sonrió con ego.
-Calientapollas.
-¿Estás admitiendo entonces que te he calentado la polla?- no iba a salirse con la suya tan fácilmente. Le fulminé con la mirada.
Suspiró.
-Déjame pasar a tu habitación y lo hablamos dentro- me propuso, a lo que rápidamente negué con la cabeza.
-No. No me apetece ser otro de tus objetos sexuales de usar y tirar.
-¿Cómo?- no se esperaba mi respuesta- ¿en serio crees que quiero follar contigo?- se empezó a reír. He de decir, que aunque yo no quisiera hacerlo con él, su comentario me sentó como un puñal en el pecho. Auch.
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Adrenalina • Pablo Gavi
RomanceEnemies to lovers Fanfic con Pablo Gavi Tras llegar a La Masía con tan solo 11 años, Zoe es víctima de bullying por parte de uno de sus compañeros, conocido como Pablo Gavi, el chico más popular y guapo del lugar. Después de estar sufriendo este ac...