ZombieNation (KV)

3 - II

Jeon Jungkook no va a negarlo, estaba nervioso.

Muy nervioso.

Mientras la campanilla del local de helados en el que estaba suena sin cesar, lo acompaña un constante retorcijón en las tripas. Ve a los clientes entrar y salir, y quizá lo que está a punto de hacer no sea la mejor idea de todas, pero...

Ahí estaba, el chico del cabello castaño. Tenía tantas ganas de hundir sus manos en ese cabello, tomar las mejillas del otro y besar los pucheros que hacía mientras el chico hablaba y comía de su helado.

Jeon estaba harto de mirarlo de lejos, era un crío de 15 años descubriendo el mundo y no le molestaría hacerlo de la mano de aquel castaño que justo estaba levantándose para salir del local.

En el poco tiempo que había estado en esa ciudad la primera persona que lo había cautivado era ese chico que a veces iba a la heladería acompañado de varios otros, a veces, iba solo.

Pronto descubrió que estaba en su misma escuela, era de esperarse, pues Daegu parecía ser una ciudad pequeña, a diferencia de Busán. Lo observó algunos meses, y descubrió que le gustaba, le gustaba ese cuadrito que se le formaba en la boca cuando sonreía y le gustaba que siempre era amable con los demás.

Hoy era su día de suerte, porque el chico no tenía compañía, así que tenía que actuar rápido.

Tomó la canasta con el helado a medio derretir pues no le había dado ni un solo bocado, camino ligeramente detrás del chico, eso era todo, esperaría a que se alejara un poco más y empezaría a correr para chocar "por accidente" con el castaño.

Jeon Jungkook no había dado más de dos pasos fuera de la heladería cuando el castaño abruptamente se giró para regresar dentro y el helado terminó de alguna manera sobre la camisa blanca que llevaba el chico aquel día.

Ok, bien. Ese había sido el plan desde el principio, pero ¿qué mierda? No había planeado lo que iría a hacer o decir después, y para colmo, no había calculado la reacción que tendría el chico. ¿Estaría enojado? ¡Claro que lo estaría!

Ambos chicos observaron el desastre que había entre ellos, el helado goteando por la ropa del mayor y empapándola, Jeon tuvo miedo por un segundo y se negó a mirar la cara del contrario.

Rápidamente, se inclinó en una reverencia de 90 grados, cuando la melodiosa risa del bonito niño frente a él, lo sorprendió.

Se enderezó abruptamente y Jungkook no pudo olvidar la imagen de un Taehyung tan joven con helado en la camisa riéndose, tan solo dos medias lunas dibujadas en sus ojos.

—Me llamo Taehyung. —Sonrió y le extendió la mano.

Y Jungkook supo que estaba perdido.

♡

Más que perdido, Jungkook se encontraba sentado en sala del apartamento de Min Yoongi perdido, sí, pero en sus recuerdos.

Había llamado a Yoongi apenas dejó la casa de Taehyung. Necesitaba un consejo de su mejor amigo y la persona más sabia que conocía en la vida.

La razón principal por la que eran mejores amigos no era la pasión que compartían en la cancha, era porque Yoongi era muy silencioso y tranquilo, y aunque el pelinegro era más bien lo contrario, en ese momento agradecía la tranquilidad que se le ofrecía.

Aunque solo fuera por un segundo.

—¿Qué sucedió?

Jungkook resopló. Estaba seguro de que su amigo ya lo sabía, después de todo, ¿cada cuánto se le veía a Jeon Jungkook tirando lágrimas en la calle?