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Fue a tiempo que nos alejamos y así observar cómo la casa seguía viniéndose abajo y las llamas ya estaban en su punto máximo.

Miré a Jongdae para que me indicase qué más hacer, pero este solo reflejaba las llamas brillantes en sus pupilas sin apartar la vista. Por las dudas permanecí callado y esperé a lo que sea para poder salir de allí. Y fue gracias a Yixing quien nos vio y rápido llegó corriendo hacia nosotros.

–¿Es en serio? –cuestionó, buscando la mirada de Jongdae, pero dado a que este seguía sin apartarla del frente, me miró a mí en busca de respuestas–, ¿dónde está?

–En el sótano –respondí en tono bajo. De alguna manera el nerviosismo me había comenzado a invadir poco a poco en el pecho y quise irme. Yixing miró en la dirección que le indiqué y luego permaneció callado.

La bocina de un auto sonó a lo lejos como si nos estuviese llamando y me giré hacia el. Jongin nos observaba atentamente desde el capó de su lujoso automóvil, de brazos cruzados y con mirada firme.
Jongdae finalmente volteó hacia este y lo miró unos segundos antes de comenzar a emprender camino hasta él.

Claramente se podía sentir la tensión en el aire, incluso los demás chicos del mando de Jongin estaban detrás suyo a la espera de que algo ocurriese. Así que a paso lento y con cierto trémulo seguí al abogado por detrás como animal que va al matadero.

Sin embargo, cuando ya casi estábamos llegando a su frente, Jongin comenzó a caminar a paso rápido hacia mí de manera amenazante y me quedé estático, justo a tiempo para que sus puños fueran a parar con fuerza en mi pómulo derecho.
Estuve a punto de perder el equilibrio por la sorpresa, pero Jongin me sujetó de la chaqueta y me sacudió con salvajismo antes de lanzarme al suelo e imponerse sobre mí.

–Voy a matarte –le oí sisearme entre dientes.

El siguiente golpe en mi boca me hizo escupir un poco de sangre y a esta altura no sabía si era conveniente defenderme o dejar que siguiese con sus ataques de un característico instinto asesino.

Jongin verdaderamente estaba dispuesto a matarme a golpes. Podía verlo en su mirada y en cómo cada vez los golpes se hicieron más fuertes y sentía la sangre escurrirse de cada herida. Y la verdad es que no tenía fuerzas para pelear con él de todas formas, por lo que solo me sujeté de sus brazos mientras este mantenía su odio contra mí.

Aunque abrí mis ojos de repente en el momento en que sacó la pistola de sus pantalones y me apuntó con la misma, quitándole el seguro y disparando hasta aturdirme por el ruido.

Fue entonces en donde me percaté de que Jongdae le dio una patada a su mano antes de que disparase y la bala se perdió en alguna parte del suelo.

–¡¿Qué mierda...?! –Jongin giró furioso hacia él y sentí un peso menos al levantarse de mí, momento en el que aproveché para respirar profundamente.

Pero a pesar de mi mareo y poca visión debido a los golpes en mi rostro y la sangre que comenzaba a caer, noté cómo Jongin se había lanzado hacia Jongdae con furia para empujarle en el pecho hacia atrás a modo de reto.

–¿Qué mierda te pasa? –Jongin levantaba su mentón, haciendo incapié en su pregunta y luego volviéndolo a empujar para provocar a Jongdae–, ¿Eh? ¿Quién te crees que eres?

–Solo déjalo.

Jongin sonrió con sorna y volvió a empujarlo–. ¿Quieres hacerle compañía en el ataúd?

–Jongin, no seas idiota –pese a la situación en la que se encontraba, Dae mantenía la compostura y la única forma en la que lo retaba era con la mirada–. Él me ayudó a encontrar a Taemin.

Love Words / ChenMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora