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Minseok observaba una vez más en esa semana como Onew se encargaba de preparar los cogollos de la planta para su posterior secado. Era un proceso para el cual pensaba que quien lo hiciese, en ese caso Onew, debería tener demasiada paciencia. Todo debía regir una serie de pasos para que todo saliese perfecto y fuera de una buena calidad.
Desde preparar el lugar aparte de los cultivos para el secado, era algo que requería de conocimiento y tal como había observado, una buena práctica. Práctica que le hubiera gustado adquirir más rápido para estar ya al tanto.

Además Minseok había aprendido a llevarse con Onew, era un chico detallista, que ponía todo su empeño en cada cosa que hacía. Tenía esa mirada que indicaba que las cosas por arte de magia saldrían bien; mirada en la que Minseok decidió acurrucarse por el momento, porque de él dependía qué tanto se le permitiría en ese rubro, tanto en conocimiento como en permisos para maniobrar el cultivo. Porque sabía que por órdenes de arriba no le darían ese permiso tan fácil sin demostrar que era capaz de hacerlo, pero si no lo intentaba, con tan sólo oír palabras del castaño no conseguiría adquirir toda la práctica necesaria para ello.

Así que Onew fue oficialmente declarado como la primera víctima de Minseok.

—He oído que la competencia entre los comerciantes es grande ahora —comentó Minseok, mientras fijaba la vista en el extractor de aire que tenía al frente. El mismo era necesario para quitar cierta humedad a la planta y dejarla en un estado adecuado, dado a que la habitación debía mantenerse con cierta humedad en ciertos días y así, acondicionar el ambiente para cuando el secado requiera más tiempo. Todo esto influía en el sabor del humo y su calidad, por lo que, por supuesto era un paso que debían controlar con regularidad.

Durante los primeros tres días era ideal que se evaporara la mayor cantidad de humedad antes de que el proceso se volviese un poco más lento y requiriera su humedad al cincuenta y cinco por ciento y la temperatura en sus veinte grados Celsius. Minseok había anotado todo esto en su bloc de notas. Nunca estaba de más no perder esos detalles que en el futuro le servirían.

Onew le dirigió una mirada rápida, pero luego siguió a lo suyo. Se encontraba posicionando los tubos fluorescentes verdes para mantener la habitación controlada climatológicamente. Esto dependería en la humedad del cogollo y lo crujiente del mismo, a él le gustaba mantener la humedad en casi un quince por ciento, ya que así se hacía más fácil de quemar.

—Esos comerciantes son una mierda. Te venden pura mierda, con la clorofila al tope —contestó—. Este laboratorio es por diversión, Minseok y aún así es un buen producto.

—¿A qué te refieres con que es por diversión?

—Que lo que vende aquí es la movida del producto, no la producción en sí. Kim nos da con el gusto, porque si hay problemas con el tráfico, tenemos producción local y, obviamente, también deja un buen dinero. Pero sabes que no es nuestra especialidad, aunque sería increíble que más adelante así sea. No deja de ser un buen negocio.

Minseok asintió levemente, entendiendo el punto de vista de Onew. Ciertamente tenía razón, según tenía entendido, el clan se especializaba más en la venta de la marihuana, en exportarla hacia los clientes.
Tal como había dicho Roberto Saviano alguna vez, todo esto era como un cajero para la mafia, salvo que en vez de ser cocaína, era marihuana.

—¿Crees que pueda hacer algún día esto? —Minseok se atrevió a preguntarle, no perdía nada con hacerlo.

—Quién sabe.

La respuesta no había sido suficiente, por lo que probó insistir otra vez sin perder las esperanzas.

—Creo que puedo ser capaz de hacerlo... Si me enseñas, puedo aprender muy rápido. En verdad, quiero hacer algo más que solo cigarrillos y blunts —finalmente captó la mirada de Onew, atenta y firme—. Llevo meses aquí observando cada movimiento tuyo y de Key, incluso. Déjame ayudarte al menos, no quiero ser un completo inútil aquí.

Love Words / ChenMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora