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Ese mismo día a la visita que hice a Jongdae, informé a Taemin de que tenía la ligera sospecha de que los documentos estarían en su departamento. Pero acordamos seguir hablando al día siguiente en la casa a la hora de la guardia.

Por alguna razón nos habían agrupado a todos en la sala principal, dejando solo a un guardia fuera. Por las dudas no pregunté y esperé a que soltaran la conversación sentado en el sillón de terciopelo.
Taemin miró a todos los que estábamos reunidos allí, incluso la habitación estaba tan llena que en el piso de arriba también había personas escuchando y apoyándose en los barandales.

–¿Están todos? –preguntó desde el centro de la sala, observando a cada uno de nosotros. Probablemente seríamos unas cien personas allí, de por sí la casa era bastante grande. Uno de los hombres que los acompañaba asintió y así dio comienzo al comunicado–. En nombre de Exodus todos seguimos en este camino.

Algunos asintieron ante esto, yo me mantuve callado.

–Todos aquí tenemos el mismo propósito de cumplir con lo que hubiera querido nuestro jefe, Jisung. En el mismo testamento todos sabemos que dejó escrito que su próximo sucesor sería yo y mantendriamos los mismos mandatos que ha tenido. Mismos mandatos que Kim Jongin echó a la mierda.

La mayoría asintió o expresó un "sí" en señal de acuerdo.

–Vamos a traer al verdadero clan de regreso, vengando la muerte de Kim Jisung como es debida. Porque la muerte se paga con muerte –sentenció con voz firme Taemin.

Aún no podía creerme de dónde había sacado esa actitud demandante, digna de un líder. Al estar con Jongin era todo lo contrario y no se acercaba ni por poco a lo que estaba viendo ahora mismo.

–Vamos a requerir del testamento de Jisung, en donde expresa claramente dejar todas sus propiedades y pertenencias a nosotros, el clan de Exodus. Y no dejar ni un céntimo al nuevo clan, de ser posible, matarlos a todos.

Bueno, bien merecido. El único que me agradaba era Ravi y supongamos que Onew. Los demás se podían ir a la mierda.

–Llevaremos a cabo un atentado en uno de los depósitos de droga más preciados de Jongin. Pero primero hay que conseguir esos malditos documentos de Kim Jongdae, que Minseok traerá sí o sí antes de que termine el mes –me dedicó una mirada inquisidora por un momento antes de proseguir–. Seguido a eso se proseguirá a llamar la atención del clan, comunicando que están atacando en el depósito. Una vez que Jongin se presente, lo guiaremos hacia otro lado mientras los demás atacan. Explicaré el plan con mayor exactitud una vez tengamos los documentos, lo de hoy es un resumen. Es probable que las cosas cambien ese día.

–¿Por qué no lo matan y ya? –alcé mi voz de repente–. Digo, así como él mató a su padre.

Sabía que la pregunta generaría alboroto, pero es que me había dejado la duda.
Había oído que Jongin no hizo ninguna pelea ni nada, simplemente asesinó a su padre sin más con la pistola de Jisung. Quizás por eso le sorprendió cuando hice lo mismo al entrar en el clan.

–Porque hay que acabar con el nuevo clan también. Y no hicimos toda esta mierda para dejarle una bala en la frente nada más –contestó. Su mirada fría se clavó en la mía y no fue sino hasta segundos después en los que siguió con su hablar–. ¿Por qué no le das un tiro a Jongdae así haces tu trabajo más rápido?

Cerré mis labios, sin decir nada.

Por algún motivo, quizás porque aún no me había acostumbrado a ello, no podría ser capaz de hacer aquello. Aunque estuviese de acuerdo en hacerlo desaparecer de mi vista, no sería capaz de hacerlo con mis propias manos.

Love Words / ChenMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora