Capitulo dos

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Lamento si me confundí de nombres, pero es que en la parte del partido hasta que sale de los vestidores se mencionan muchos nombres. Espero que si comprendan (si notan algún error pueden comentarlo siempre y cuando sea de manera respetuosa)
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Louis tomlinson IV

Ipswich, Mass.

Edad: 20

Estudios: Ciencias Sociales

Cuadro de Honor: 1961, 1962, 1963

All-Ivy First Team: 1962, 1963

Aspirante a la Carrera de: Derecho

Sénior

Phillips Exeter

Estatura: 1,83 - Peso: 80

Ahora Harry había leido mis datos en el programa. Me asegure triplemente porque mi manager, vio que el tenía uno.

«¡Por el amor de Dios, Tomlinson, ni que fuera tu primera cita!»

«¡Callate, Vic, o te rompo la cabeza!»

Mientras hacíamos en el hielo los ejercicios previos de calentamiento, no le dirigi ni un gesto de saludo (¡que duro!), y tampoco mire hacia el lugar adonde él estaba. Y sin embargo creo que pensó que yo no le sacaba los ojos de encima. Quiero decir: ¿acaso se quitó las gafas, mientras tocaban el Himno Nacional, por puro respeto a la bandera?

Hacia la mitad del segundo tiempo estábamos bailando a Dartmouth 0 a 0. Vale decir que Niall Horan y yo estábamos a punto de perforarles la valla. Los Verdes! hijos de puta se dieron cuenta y empezaron a jugar violentamente. Quizás nos podían romper un hueso o dos antes de que empezaramos a atacar. Los hinchas ya estaban pidiendo sangre. Y en hockey esto significa literalmente sangre o, a falta de sangre, un gol. Como con una especie de nobleza obliga, yo nunca me negué ni a una cosa ni a otra.

Al Redding, el centro de Dartmouth, embistió a través de nuestra línea azul y yo me arrojé contra él, le robé la pelota y empecé a deslizarme sobre el hielo. Los hinchas rugian. Podía ver a Niall Horan a mi izquierda, pero pensé que yo la llevaría todo el tiempo, pues el portero de ellos era un tipo medio cagueta que me tenía un miedo brutal desde que jugó para Deerfield. Antes de que pudiera golpear, sus dos defensores estaban sobre mí, y tuve que patinar alrededor de sus redes para retener la pelota. Tres de los nuestros los empujaban hacía los bordes. Siempre habían sido algo así como mi policia privada, amontonándose como ahora, vapuleando de lo lindo a cualquiera que usara los colores enemigos. En alguna parte, bajo nuestros patines, había quedado la pelota, pero por el momento estábamos concentrados en sacarnos a esos mierdas de encima.

El árbitro hizo sonar su silbato.

-¡Usted: dos minutos suspendido!

Levante la vista. Me estaba señalando a mi. ¿A mi? ¿Qué habia hecho yo para merecer una penalidad?

-Pero árbitro... ¿yo que hice?

No parecía de ningún modo interesado en continuar el diálogo. Estaba llamando a la cabina oficial- el número siete, dos minutos - y señalando con ambos brazos.

Yo protesté un poco, como es de rigor. La multitud siempre espera una protesta, no importa cuán flagrante sea la falta cometida. El árbitro me echó afuera. Hirviendo de frustración patiné hacia el box de las penalidades. Mientras entraba, escuchando el ruido de la base de mis patines sobre la madera del piso, oí el ladrido de los altavoces:

-Penalidad. Tomlinson, de Harvard. Dos minutos. ¡Ya!

La muchedumbre abucheo, varios de los de Harvard impugnaron la visión y
la integridad de los árbitros. Yo trate de contener el aliento, sin mirar arriba y sin mirar hacia el hielo, donde los de Dartmouth nos estaban dando con todo, además de superarnos en número.

Love Story [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora