capitulo diecisiete

26 3 2
                                    

Recuerden: aquí existe el mpreg

                                  [...]

No es tan fácil hacer un bebé.

Quiero decir, hay una cierta ironia envuelta en los casos de los tipos que pasan los primeros años de su vida sexual preocupados por no dejar embarazadas a las chicas y a los chicos (y cuando yo empecé se usaban los preservativos), y que cambian luego sus pensamientos y se obsesionan a favor de la concepción, no en su contra.

Si, puede llegar a ser una obsesión. Y puede despojar los más gloriosos aspectos de una vida matrimonial feliz de su naturalidad y espontaneidad. Esto significa que programar tu pensamiento (verbo infortunado, programar, sugiere una máquina), programar tu pensamiento sobre el acto de amor de acuerdo con re glas, calendarios, estrategias (¿No seria mejor mañana por la mañana, Ol?.), puede llegar a ser una fuente de incomodidad, de disgusto y por último, de terror.

Cuando uno ve que sus conocimientos legos y (se supone) los normales y sa ludables esfuerzos no tienen éxito en la cuestión del creced-y-multiplicaos, los más horribles pensamientos vienen a la mente.

-Estoy seguro de que entiendes, Louis, que esterilidad no tiene nada que ver
con virilidad.

Así me habló el Dr. Mortimer Sheppard durante la primera conversación, cuando Harry y yo finalmente decidimos que necesitabamos una consulta especializada.

-El entiende, doctor -dijo Harry por mí, sabiendo sin que nunca se lo hubiera mencionado que la idea de ser estéril, de ser posiblemente estéril, me estaba devastando. ¿Acaso su voz no sugeria que él esperaba, si es que aparecía alguna insuficiencia, que esa insuficiencia fuera de él y no mía?

Pero el doctor había estado simplemente deletreando todo eso para nosotros, diciéndonos lo peor, antes de continuar explicando que aun había una gran posibilidad de que ambos estuviéramos okay, y que podríamos ser pronto orgullosos padres. Claro, por supuesto, teníamos que pasar ambos por una batería de análisis fisicos, completos. La cosa. (No quiero repetir las desagradables especificaciones de esta clase de esmerada investigación).

Nos hicimos los análisis un lunes. Harry durante el día, yo después del trabajo (estaba fantásticamente inmerso en el mundo legal). El doctor Sheppard llamó a Harry otra vez el viernes, explicandole que su enfermera había cometido un error y que necesitaba examinar unas pocas cosas otra vez. Cuando Harry me contó lo de la nueva visita, empecé a sospechar que quizás se había encontrado la insuficiencia en él. Creo que él sospechaba lo mismo. La coartada de la metida de pata de la enfermera es bastante trillada.

Cuando el doctor Sheppard me telefoneó a Jonas y Marsh, ya estaba casi seguro. ¿Podría, por favor, pasar por su consultorio al volver a casa? Cuando escuché que no iba a ser una triple conversación (Hable con el señor Tomlinson más temprano), mi sospecha se confirmo. Harry no podría tener chicos. Sin embargo no lo digas tan categóricamente, Louis; recuerda que Sheppard mencionó que había cosas como cirugía correctiva y demás. Pero no podía concentrarme para nada, y era tonto esperar hasta las cinco en punto. Lo llamé a Sheppard y le pregunté si me podía atender más temprano. Dijo que sí.

-¿Sabe usted de quién es la culpa? -le pregunté sin medir las palabras.

-Realmente... yo no diría culpa, Louis -contestó.

-Bueno, okay: ¿sabe usted cuál de nosotros no funciona bien?

-Sí. Harry.

Yo había estado más o menos preparado para esto, pero la determinación con que el doctor pronunció sus palabras me derribó. El no decía nada más, de modo que pensé que quería alguna clase de manifestación de mi parte.

-Okay, entonces adoptaremos chicos. Quiero decir... lo más importante es que nos queremos, ¿verdad?

Y entonces me dijo.

-Louis, el problema es más serio que eso. Harry está muy enfermo.

-¿Quiere definir muy enfermo, por favor?

-Se está muriendo.

-Eso es imposible -dije.

Y espere que el doctor me aclarara que todo había sido un horrendo chiste.

-Es así, Louis -dijo-. Siento enormemente tener que decirle esto.

Insistí en que había algun error, quizás esa idiota de enfermera suya se había confundido otra vez y le había dado los rayos X o algo equivocado. Contestó con toda la compasión que podía que el análisis de sangre de Harry había sido repetido por tres veces. Que no había ninguna duda en cuanto al diagnóstico. Que él, por supuesto, tendría que derivarnos a un hematologo. De hecho, podia sugerir...

Moví la mano para cortar. Necesitaba silencio por un minuto. Sólo silencio para dejar que todo eso tocara fondo. Entonces se me cruzó una cosa.

-¿Qué le dijo a Harry, doctor?

-Que los dos estaban muy bien.

-¿Se lo creyó?

-Creo que sí.

-¿Cuándo tendremos que decirselo?

-En este momento... depende de usted.

¡Depende de mi, Cristo...! Lo que es en este momento, yo ni siquiera atiné a responder.

El doctor explicó que la terapia que se conocía para el tipo de leucemia de Harry era meramente paliativa-podia aliviar, posiblemente retardar, pero no dar marcha atrás la enfermedad Así que en este punto dependía de mi. Se podría es perar un poco para la terapia.

Pero en ese instante lo único que podía pensar realmente era en lo obscena que resultaba toda esa inmunda cosa.

-Tiene sólo veinticuatro -le dije al doctor gritando, creo. Él asintió, muy pacientemente, sabiendo demasiado bien la edad de Harry, pero comprendiendo también la agonia que esto significaba para mi. Finalmente me di cuenta de que no podía seguir sentado para siempre en la oficina de ese hombre. De modo que le pregunté qué hacer. Quiero decir, qué debería hacer yo. Me dijo que actuara tan normal como fuera posible durante el mayor tiempo posible. ¡Normal! ¡Normal!

Love Story [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora