Fue en julio cuando llegó la carta.
Había sido enviada desde Cambridge hasta Dennis Port, de modo que creo que tuve la noticia un día o dos más tarde.
Sali corriendo hacia donde Harry supervisaba a sus chicos, en un partido de kickball (o algo así), y al llegar dije en mi mejor tono estilo Bogart.
-Salgamos de aquí volando.
-¿Eh?
-Salgamos de aqui volando -repetí, y con tal obvia autoridad que él empezó a seguirme mientras yo caminaba hacia el agua.
-¿Qué pasa, Louis? ¿Me lo dices, por el amor de Dios?
Yo continue dando grandes zancadas hacia el embarcadero.
-Dentro del bote, Harry -ordené, señalandolo con la misma mano en que llevaba la carta, que él ni siquiera había notado.
-Louis, tengo chicos para cuidar -protestó, mientras subía obedientemente a bordo.
-Louis, cretino, ¿me vas a explicar qué pasa? Ahora estábamos a unos pocos centenares de metros de la playa.
-Tengo algo que contarte -dije.
-¿No podías decirmelo en tierra firme? -gritó.
-¡No, carajo! -le grite a mi vez (ninguno de los dos estaba había mucho viento y teníamos que gritar para oirnos).
-Quería estar solo contigo. Mira lo que tengo aquí.
Agité el sobre delante de él. Inmediatamente reconoció el membrete.
-¡Ah! ¡De la Escuela de Derecho! ¿Te echaron a patadas?
-Prueba de nuevo, brujo optimista.
-¡Fuiste el primero de la clase! -conjeturó.
-No tanto. Tercero.
-Oh -dijo- ¿Solo tercero?
-Epa, escucha... ¡Eso aún significa que puedo hacer la condenada revista La Ley!-grité.
Él se sentó con una expresión absolutamente sin-expresión.
-Cristo, Harry! -gemi-. ¡Di algo!
-No hasta que sepa quiénes fueron uno y dos —dijo.
Lo miré, esperando que estallara en la sonrisa que yo sabía estaba con teniendo.
-Vamos, Harry -le rogue.
-Me voy. Adiós -dijo, y se tiró inmediatamente al agua. Me zambulli justo de trás de él y la próxima cosa que supe fue que estábamos los dos colgados del costado del bote, muertos de risa.
-Eh -dije en una de mis más ingeniosas observaciones-, te fuiste al agua por mi.
-No seas tan idiota-contestó -Tercero es, a pesar de todo... solamente tercero.
-Escucha, desgraciado -dije.
-Qué quieres que escuche, hijo de puta.
-Te lo debo un montón a ti -dije sinceramente.
-No es cierto, hijo de puta, no es cierto -respondió.
-¿No es cierto? -inquiri, en cierto modo sorprendido.
-Me lo debes todo -dijo.
Esa noche nos gastamos veintitrés dólares en una cena con langosta, en un lugar extravagante de Yarmouth. Harry todavía se reservaba su juicio, hasta quepudiera examinar a los dos caballeros que me habian, según él declaraba, «derrotado».
Estúpido como suena, yo estaba tan enamorado de él que en el momento en que volvimos a Cambridge, vole a averiguar quiénes eran los dos primeros. Me senti aliviado al descubrir que el acreedor al puesto más alto, Edwin Blasband, City College 1964, era un tragalibros, con gafas, nada atlético y en absoluto el tipo de Harry: y en cuanto al hombre número dos... era una chica, Bella Landau, Bryn Mawr 1964. Todo resultaba de perlas, especialmente en lo que respecta a Bella Landau, que era más bien mona (como ocurre con los estudiantes de derecho), y puesto que yo no podía contar detalladamente a Harry lo que pasaba a altas horas de la noche en Gannet House, el edificio de la Revista La Ley. ¡Y por Dios que hubo noches larguísimas! No era raro que yo volviera a casa a las dos o tres de la mad rugada. Quiero decir; seis cursos, más editar la Revista La Ley, más el hecho de ser actualmente el autor de uno de los números («Asistencia Legal para el pobre urbano: un estudio del distrito Roxbury de Boston, por Louis Tomlinson IV, HLR, marzo 1966, págs. 861-908). Un excelente ensayo. Realmente un excelente ensayo».
Eso era todo lo que Joel Fleishman, el editor senior, podía repetir una y otra vez. Francamente, había esperado un cumplido más coherente del tipo que al año siguiente se postularia para un cargo en la justicia, pero eso era todo lo que seguía diciendo mientras examinaba mi esquema final. Cristo, Harry me había dicho que era incisivo, inteligente y realmente bien escrito. ¿Podría Fleishman igualar eso?
-Fleishman dijo que era un excelente ensayo, Hazza.
-¡Jesus! ¿Te espere despierta hasta tan tarde para oir sólo eso? -dijo-, ¿No comentó tu investigación, o tu estilo, o algo?
-No, Hazza. Sólo lo llamo excelente..
-¿Entonces por qué te llevó tanto tiempo?
Le hice un pequeño guiño.
-Tenía algún material que revisar con Oliver Watson -dije.
-¿Oh? -dijo él.
No pude darme cuenta del tono.
-¿Estás celoso? -le pregunté directamente.
-No; mis piernas son mucho mejores—dijo.
-¿Puedes hacer una demanda?
-Yella: ¿puede hacer lasañas?
-Si -contesté-. En realidad, trajo algunas esta noche a Gannet House. Todo el mundo dijo que estaban tan buenas como tus piernas.
Harry meneo la cabeza.
-Le apostaría.
-¿Qué dices a eso?-pregunté.
-¿Paga Oliver Watson tu alquiler?
-Desgraciada -repliqué- ¿Por qué no puedo ganar alguna vez, cuando tengo la delantera?
-Porque, Preppie -dijo mi adorable esposo-, nunca la tienes.
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Love Story [Larry Stylinson]
RomanceLouis tomlinson, proveniente de una opulenta familia, es un joven estudiante de Harvard entregado al deporte y a sus estudios. Harry styles, de 24 años, estudiante de música y arte, trabaja como bibliotecario. Un día Louis pide un libro en la biblio...