OOO: PREFACIO

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El aire helado golpeaba su rostro con fuerza, ardiendo en el proceso.

Ante la carrera, su corazón latía desbocado, apenas logrando respirar bien ante la ansiedad, y el miedo que lo estaba consumiendo. El frondoso bosque le bloqueaba la vista y ni hablar de la escasa luz que daba a entender que pasaba de la media noche. Se sentía pequeño entre los enormes árboles, mirando siempre a su alrededor, pensando que, en algún punto sus perseguidores aparecerían entre las sombras, capturándolos. Hace solo unas horas las cosas eran tan diferentes, pero la interrupción de un par de hombres transformó aquella noche por completo, encontrándose ahora corriendo por su vida.

El ambiente se sentía pesado, el ruido de las ramas rompiéndose bajo sus pies y sus intentos de no caer por las piedras sueltas. Ambos estaban aterrados, no había que negarlo, sin embargo, uno de ellos se detuvo de pronto, logrando que JiMin volteara al ya no escuchar sus pasos detrás suyo. Con el corazón en la garganta se regresó y tomó la muñeca de la mujer, jalandola para que siguiera corriendo, si no lo hacían pronto los atraparán, y solo la diosa sabría qué pasaría con ellos.

-Mierda Sunmi, debemos seguir -le rogó, sintiendo como sus ojos empezaban a humedecerse de nuevo.

En realidad, no entendía nada de lo que estaba pasando, logrando que la incertidumbre los asustara mucho más. Lo único que hizo fue correr cuando Sunmi lo hizo.

-Corre -le dijo la omega, logrando que JiMin la mirada incrédulo ante lo que le pedía-. Yo los distraeré, pero, tú, corre Mimi -dicho eso, la chica salió corriendo hacia la dirección opuesta, haciendo el suficiente ruido para que el omega contrario, logrará escapar.

La duda y un muy mal presentimiento se posó en el pecho de JiMin, sintiendo una opresión en este, no le gustaba nada lo que estaba sucediendo. Observó a su alrededor, en busca de algo, lo que fuera, algún tipo de señal divina, no lo sabía. Entre su último recurso, sacó su teléfono, pero no había señal. Pasó sus manos por su cabeza, frustrado, buscando con fuerza alguna solución, pero estaba totalmente en blanco, la presión en el pecho aumentando, logrando que su respiración vacilara con más fuerza.

Entonces, el sonido de un disparo lo dejó aturdido.

Sintiendo su corazón detenerse por unos segundos, sus mejillas empezaron a empaparse. El miedo lo recorrió por completo, mil y un escenarios se crearon en su mente y simplemente ninguno era bueno. Entonces, sacudió con fuerza su cabeza, saliendo de su aturdimiento mientras corría hacia la dirección a la que se había ido Sunmi, deseando con todo su ser que la víctima de ese disparo no haya sido su amiga, la única persona que le quedaba en ese mundo, el cual, ya le había arrebatado demasiado, no podía perderla a ella también.

Durante su carrera, se cayó un par de veces, su rostro ardía por los claros raspones de los que había sido víctima por las diversas ramas que se encontraban lo suficientes bajas para golpearlo, en unas de sus caídas, el lado derecho de su abdomen fue principalmente afectado, causando que sus energías disminuyen y el dolor fuera lo único que podía sentir en su cuerpo, pero nada de eso importaba, lo único que importaba era Sunmi, a quien pronto encontró, al verla en el suelo luchando por su vida.

Ante la imagen sintió como su cuerpo se sentía pesado, el dolor recorriendo cada parte de él, pero esta vez ya no era físico, ni siquiera podía compararse. No podía estar pasando esto.

-Sunmi... -jadeo con horror el rubio acercándose con sus manos temblorosas y su rostro demacrado por las lágrimas saladas-. No, por favor... -sus manos se acercaron a la herida, rozandola por encima, manchandose al instante.

Un sollozo salió de sus gruesos labios. La escena era sangrienta y jodidamente perturbadora. El frío de la noche dejaba de ser importante, aun si su cuerpo temblaba por las bajas temperaturas, simplemente no podía pensar en algo más que no fuera Sunmi. No sabía que hacer, intentaba que su cabeza lograra formar una solución, pero nada, no había nada.

-Mimi -le habló la joven con voz entrecortada, mirando con tristeza al chico, quien no dejaba de llorar, perdido, sin saber que hacer para salvarla-. Llama a-a Yoon -logró formular siendo interrumpida ante la sangre que salía de su boca, cosa que no dejaba de pasar por la clara herida en su abdomen.

JiMin tardó un poco en procesar lo que había escuchado ante el estado en el que se encontraba, pero en cuanto entendió a quien se refería, tomó el teléfono de la mujer. Al desbloquearlo, se fue directo a los contactos, deslizó su dedo por la lista, encontrando poco después al buscado. Aun con sus manos temblorosas, presiono el icono de llamar y poner el teléfono en su oído. Al primer tono el hombre contestó.

-¿Sunmi?, ¿dónde estás?, llevo horas intentando contactarte -se escuchó una voz varonil y algo arisca, pero, aun así, se lograba identificar la preocupación en ella.

-N-no soy Sunmi, soy Park JiMin... -su voz se quebró, pero hizo lo posible por lograr hablar-. Unos ho-ombres empezaron a seguirnos y le dis- -el nudo en su garganta lo detuvo, no podía decirlo-. Le dispararon a Sunmi... -dijo al fin, soltando un fuerte sollozo después.

Un pesado silencio se posó en la línea luego de eso.

-Voy para allá -fue lo último que se escuchó del otro lado, para después ser cortada la llamada.

JiMin dejó el teléfono, miró toda la escena, pero el shock no lo dejaba actuar, estaba bloqueado, petrificado y Sunmi lo sabía. La omega tomó la mano del menor o la rozo como sus inexistentes fuerzas se lo permitían queriendo darle, aunque sea un poco de apoyo.

Ella también tenía miedo, pero sus esperanzas estaban por el suelo. Algo muy dentro de ella le decía que las cosas terminarían esa noche. Por mucho que deseara que todo fuera diferente, su destino estaba sellado y nadie podía cambiarlo.

-No...es tu culpa -logro decirle, mientras sus mejillas empezaban a mojarse también.

Tenía que resistir, aunque sea hasta que llegara YoonGi.


bueno, hemos iniciado

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bueno, hemos iniciado.
nos vemos en el primer capítulo :)

mena.

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