OO1: EL INICIO DE TODO

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Luego de aquella llamada, Min YoonGi salió del cuartel como un torbellino, todos alejándose de su camino, su aroma siendo lo suficiente sofocante para darse cuenta de que nadie debía acercarse al alfa. Condujo aproximadamente por unos quince minutos, sintiéndose eternos. Su quijada se encontraba tensa y en cualquier momento pudo haber roto el volante ante la fuerza con la que lo estaba agarrando, pero el miedo de perderla estaba logrando que sus sentidos se nublaron por completo.

Cuando llegó a la ubicación que había logrado sacar gracias a la llamada que había tenido con aquel chico, se bajó del auto con rapidez, corriendo hasta llegar a donde se encontraban. No sabía cómo habían terminado a mitad del bosque, tenía demasiadas dudas, pero las resolvería después, ahora debía asegurarse de que Sunmi estaba bien.

Pero cuando se encontró con aquella escena, todo a su alrededor se volvió gris. Sunmi se encontraba sobre varias hojas, la sangre le manchaba por completo y lo peor, aquellos brillantes ojos marrones se estaban apagando, había un chico a su lado, pero no logro verlo bien ya que se encontraba de espaldas a él, pero realmente no pudo ponerle atención al ver a la omega, su mejor amiga, su hermana de otra madre, desvaneciéndose frente a sus ojos.

—SunSun —susurró mientras se arrodillaba frente al cuerpo—. ¿Qué...? —su voz tembló, cerrando sus ojos no queriendo ver más.

Por primera vez en su vida, no podía ver a alguien al borde de la muerte.

—Protégelo, es lo único... que te pi-ido —rogó con el poco aliento que le quedaba al alfa, quien volteo al instante, poniendo atención por primera vez en el joven que estaba ahora frente a él.

El chico era un omega de cabellos rubios, sus ojos eran grandes de un tono miel que estaban con los orbes rojos por el llanto, pero al tiempo se encontraba muy abiertos, sorprendido ante la petición. La situación se volvía cada vez más confusa.

—Lo haré, te lo prometo —le dijo a la mujer cuando quito su mirada del chico. Acariciando con cariño la cabeza le susurro: —Te amo.

—Yo...también, a todos y a ti-i Mimi —dijo, siendo sus últimas palabras.

El cuerpo dejó de moverse, demostrando que ya no había respiración, ni pulso, ni vida.

El frío cayó con más fuerza cuando aquel calor que acogía ambos corazones se había ido para siempre.

YoonGi cerró los ojos dejando que una solitaria lágrima cayera, pero los abrió al instante que un desgarrador sollozo se escuchó. Mirando al omega, apretó sus labios, el chico estaba destrozado, logrando que una extraña preocupación se formara en su pecho, un sentimiento que solo brotaba cuando se trataba de su familia.

Soltando un largo suspiro, le hizo una seña a los hombres que había traído con él para que se llevaran el cuerpo, mientras él se acercaba al chico y lo tomaba en sus brazos.

Estaba temblando y no estaba seguro si era por el frío que estaba haciendo o por el llanto que estaba soltando, podrían ser las dos. Tampoco sabe si fueron sus instintos de alfa o cualquier otra cosa, pero no sabía porque se encargó de abrigarlo con su saco, para darle algo de calor al sentir su piel helada.

El chico logró calmarse un poco cuando lo tomó, pero también soltó un claro quejido cuando el alfa hizo una suave presión en el costado derecho al querer acomodarlo mejor. YoonGi entonces se dio cuenta de la clara mancha de sangre que había en el suéter y, como era de esperarse, el omega se desplomó.

Su lobo entonces salió más a la superficie logrando que aquella extraña preocupación aumentará. El lobo le estaba exigiendo que lo cuidara, ayudará y protegiera. YoonGi frunció el ceño ante aquella orden, pero no pudo negarse a ella ante la insistencia de su lobo. Acercándose más hacia él con cuidado, se dirigió a su auto, ordenando de paso que uno de sus hombres se encargará de manejar para poder quedarse con el omega.

we are more than a coincidence © yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora