A la espera de la oscuridad

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16.-


Han venido. 

Invaden la sangre. 

Huelen a plumas,

a carencias,

a llanto. 


Se sentía nostálgico. Aquel sitio era caliente, las estaciones eran un espejismo de lo que había sido su hogar. Wolf Trap siempre fue frío. Las hojas mudaban constantemente los árboles. Y la nieve caía en abundancia.

Pero ahí, todos los días eran soleados.

Quizás Hannibal lo percibió. Mientras más se acercaba el otoño, y el invierno; Will cada vez se volvía más taciturno. Extrañaba los días grises, pescar junto al río, correr junto a sus perros recorriendo extensos prados verdes.

- Nos vamos al norte – anunció una tarde, apareciendo en el departamento. Iba cargado con dos maletas, y por un segundo el corazón de Will dio un vuelco. ¿Los habían atrapado? ¿Finalmente los alcanzó el destino?

Pero el rostro de Hannibal se mantuvo tranquilo. Parecía incluso entusiasmado.

- ¿Al norte?

- Encontré un sitio donde nieva – fue lo único que Will obtuvo por respuesta.





El sentimiento no era el mismo. Tenía ciertas variantes ver aquel paisaje lleno de blanco. Pensó que sería como volver a su antigua casa, pero en cambio, los recuerdos lo asaltaron como lobos en la noche.

Al dormir podía escucharlo. Un aullido en mitad de la oscuridad. El sudor frío cubría su cuerpo y su corazón agitado. Pero Hannibal estaba ahí. Y también todas las personas que habían asesinado en su camino. Todas ellas lo miraban.

Se despertó de un jadeo en la cama. El castaño tomaba de su mano. Lo miraba con preocupación.

- ¿Otra pesadilla, Will?

Asintió.

- No quería despertarte – se disculpó, pasando su mano por su rostro, buscando eliminar cualquier evidencia del mal sueño.

Hannibal sacudió la cabeza, negando.

- No pasa nada, tengo el sueño ligero – le aseguró.

Ambos guardaron silencio, pero se mantuvieron juntos. Su cuerpo pegado al suyo, cubriéndolo en un reconfortante abrazo. No necesitaba de viejos recuerdos para sentirse en casa, solo lo necesitaba a él.

- Extraño a Chip – fue lo único que dijo antes de cerrar nuevamente los ojos, así que no pudo ver la expresión de Hannibal. Su rostro teñido de desesperación. En cambio, noto como lo envolvía aún con más fuerza.  

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