8.-
"Drag me into the shadow of your desire; there we will live forever."
El olor a especias llenaba su pequeño departamento. Desde la puerta de entrada, la sala; hasta llegar a la cocina.
- Veo que encontraste algo que hacer - dijo Will, recordando su conversación de días atrás. Ambos estaban aún perdidos sin saber que rumbo debían tomar. No podía ser nada demasiado llamativo, no cuando todo era tan reciente.
Will sabía lo mucho que Hannibal se estaba frenando ante él, quizás por miedo a ser atrapado o miedo a perderlo nuevamente. Así que aquello era una refrescante sorpresa.
- Dicen que las viejas costumbres nunca mueren - respondió, mientras golpeaba con un mazo un pedazo de carne y le sonreía complacido.
No quería ahondar en el tema de la comida, o de lo que quería hacer ahora que se habían "asentado". En cambio, fue hasta el refrigerador y sacó una botella de vino a medio terminar. Sirvió dos copas y le tendió una al castaño.
- ¿Hay algo que quieras saber? - preguntó Hannibal, sin pasar por alto su expresión.
Will se recargó sobre la encimera de la cocina y le dio un pequeño sorbo a la bebida. Era frutal y un poco seco. No era su favorito, él prefería la cerveza.
- ¿Hay algo que me quieras contar? - contrarrestó.
Hannibal sonrió aún más. Lucía divertido y tenía una expresión traviesa.
- ¿Acaso estas jugando conmigo? - lo cuestionó.
Se encogió de hombros. En un principio sí, únicamente buscaba molestarlo un poco, pero reflexionando, había algo que había estado rondando su cabeza las últimas semanas.
- Bueno, sí he de ser sincero... - ¿sería lo correcto compartir aquella inquietud?
Lecter lo miró expectante, arqueando ambas cejas sutilmente. Parecía gratamente sorprendido con el rumbo que tomó la conversación.
- Por favor, deléitame - lo alentó.
Will alargó el momento, jugando con la copa. Moviendo el líquido rojo por las paredes de cristal del vaso. "Habla ahora o calla para siempre".
- Tú apetito... - ¿existía alguna forma correcta de formular su pregunta? - ¿Aun quieres comerme? - preguntó con absoluta sinceridad, abandonando cualquier timidez. Claramente recordaba su frustrado intento en el pasado, cuando por poco conseguía acabar con él. No era algo que pudieran ocultar o borrar. Tampoco es algo que quisiera reprochar, solo fue evento más de su larga travesía.
Hannibal pareció pensárselo. No lucía perturbado, pero por un par de minutos no lo miró. En cambio, pasó a cortar la carne en delgados trozos, para luego echarlos sobre un plato con alguna especie de salsa. De ahí, los dejo sofriendo en el sartén.
Al igual que Will, parecía querer alargar el momento.
Finalmente, lo miró.
- Hay fantasías que no se pueden evitar - reconoció. - Pero no Will, no deseo acabar contigo de ninguna forma. Por más satisfactorio que podría llegar a ser.
Un hormigueo recorrió su columna y sintió un tibio calor en el estómago. En aquel momento, con el sonido del aceite hirviendo y la intensa mirada de Hannibal sobre él, la distancia entre ambos era casi dolorosa.
Y este pareció notarlo, ya que entonces camino hasta Will, deteniéndose justo enfrente suyo. Siempre fue más alto, así que miraba hacia abajo consiguiendo que unos finos mechones cubrieran sus ojos.
Delicadamente, acercó la mano moviéndolos hacia un lado. Fue algo natural, pero al hacerlo noto una corriente eléctrica recorrer sus dedos. Y de alguna forma, encendió algo en Hannibal. Pudo ver como su mirada se oscureció, lo que erizó su piel.
Will quería decir algo, lo que fuera. Pero tenía la garganta seca. Aquello que estuvieran haciendo lo había paralizado, impidiéndole pensar con claridad. Y cuando Hannibal tomó su mano y comenzó a acariciar su palma con sus dedos, se desintegró. Su calor, el tacto áspero, la presión de su contacto. El castaño sonrió levemente y así como se había acercado, regreso hasta el sartén, apagando el fuego.
- La comida está lista.
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Folie a Deux
RomancePero ahora que había visto el caos, como este parecía perseguirlos a cada paso que daban, como si se tratara de una tragedia griega. Dos amantes que jamás podrían estar juntos, así lo había decidido el destino. Cada uno debía tomar un camino distin...