"Capítulo 14: Deseo de cumpleaños"

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El enorme dragón le enseñó todos sus afilados dientes, y sus grandes ojos verdes, listo para comerse al príncipe — dijo la mujer contando la historia.

La pequeña, sentada en la cama con las piernas cubiertas de su cobija, abrió los ojos aterrada, preocupada por lo que pudiera pasarle al personaje.

— ¡Se lo va a comer mami! — agregó desesperada. Tomó a su muñeco y le tapo los oídos — Él no puede escuchar esto.

A pesar de querer mantener la seriedad de la lectura, no pudo evitar reir ante la ocurrencia de su niña.

— ¡Claro que no! El valiente hombre tomó su espada con rapidez y de un salto se trepó a la espada de la bestia. Casi en un abrir y cerrar de ojos logró domarlo, tirandole las orejas — la castaña rió al sentir la mano de su madre acercarse a su pequeña oreja.

— ¡Mami, mis orejas no! — dijo entre risas.

Ambas soltaron una carcajada. La mujer prosiguió con la historia...

Tras unos segundos, el animal se calmó y, asustado y con un feo dolor en sus orejas se marchó de ahí, dejando el paso libre al puente que lo dirigía a su amada — sonrió.

Los aplausos de la pequeña comenzaron.

— ¡Si! — celebró — Toma eso, monstruo feo

Negó divertida y luego continuó.

Así, llegó al castillo donde la princesa aguardaba por él, asustada, aguardando a su gran amor. El valiente hombre, la salvó de las manos de los guardias y la llevó consigo. "Te amo, elegida mía" le dijo, y ella, con los ojos llenos de esperanza sonrió "Yo mucho más, mi hermoso príncipe" — cerró el libro tras leer el último párrafo — Fin.

La pequeña niña se colocó la manos en las mejillas con una cara de asombro.

— Esa historia fue muy buena mami, quiero otra — dijo, más la adulta rió.

— ¿Otra? No señorita, hay que dormir, ya es tarde — recostó la cabeza de la pequeña en la almohada y la tapó hasta el pecho mientras esta rezongaba.

Acomodó un mechón de su cabello rebelde y la quedó mirando por unos segundos, admirando esos tiernos rasgos que tanto amor le causaban.

De repente habló..

— ¿También vendrá un príncipe por mí si me encuentro en peligro, mami? — preguntó.

Aunque le causaba gracia, supo que tendría que darle una verdadera lección de vida. La más importante para su futuro.

Soltó un suspiro y ladeó la cabeza.

— No necesitas de un príncipe para salvarte mi amor. Ni debes preocuparte por eso — murmuró — Ahora eres pequeña, nos tienes a mí y a tu padre, pero cuando seas mayor deberás aprender tú misma a cuidarte y protegerte de los peligros, ¿de acuerdo? — la pequeña la miró atenta — Tal vez conozcas muchos príncipes bellos, y otros no tanto, pero jamás olvides que eres tú la única que puede salvarte. Eres fuerte. Siempre lo serás — le dijo.

Le sonrió dulcemente y luego rió.

— Además, tu padre no estará muy de acuerdo con esa idea — comentó y ambas soltaron una risa. Luego, retomó la conversación con seriedad, creyendo firmemente que su hija guardaría esas palabras como un tesoro — Tú eres una hermosa princesa, pero quién dice y tal vez, algún día seas tú quien rescate a un príncipe...

Imposible || Tony StarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora