Imposible || Tony Stark

"Capítulo 17: Concentración"

[Lauren]

Desperté cuando los rayos empezaban a iluminar mi rostro y pegaban en mis ojos. Me removí lentamente, hundiéndome lo más que pude en el colchón y llevando una mano hasta mi rostro, o bueno, eso intenté, pero un peso encima mío rodeando mi brazo no me dejo moverme mucho...

Anthony

Recordé la noche anterior, la pesadilla, el ataque de pánico, sus sollozos... mi corazón se detuvo un segundo.

El último recuerdo que tuve fue de él dándome las buenas noches, luego ambos caímos en un profundo sueño. Me giré despacio, intentando no despertarlo y como pude, lo miré.

Se veía relajado, una expresión serena y angelical. Sus pestañas caían de forma delicada hacia abajo, sus labios estaban ligeramente entreabiertos dejando ir pequeños suspiros y ese pequeño detalle era algo gracioso. Soltó un poco mi agarre, acomodándose y haciendo que unos mechones rebeldes de su cabello cayeran por su frente.

Llevé mi mano ahora, libre, y moví su cabello hacia atrás.

Dejé ir un suspiro, otra vez sentía esa suavidad tan envidiable. Sonreí ligeramente.

Sin pensarlo siquiera, mi mano bajó lentamente hasta su pómulo donde yacía una cicatriz del accidente, no era grande, pero se veía a una distancia prudente, aunque a decir verdad no le quedaba tan mal.

¿Qué estoy haciendo?

Quería levantarme e irme, pero mi cuerpo, algo en mi interior no me lo permitía.

Rocé las yemas de mis dedos con aquella marca, sintiendo apenas el relieve que había causado. Baje cuidadosamente, tocando con dulzura y cuidado su piel hasta llegar a su barba, aquella perfecta barba que tan bien le sentaba. La delineé con suma delicadeza hasta llegar a la punta de su barbilla y, justo cuando separé mi toque de su rostro sentí que se removió, más que hace unos momentos.

Entonces, comenzó a abrir lentamente los ojos...

[Tony]

Sentía un ligero cosquilleo recorrer mi rostro, no me molestaba, pero me causó curiosidad saber de qué se trataba.

Al mismo tiempo esperaba sentir a Lauren aún abrazada a mi cuerpo, pues, la noche anterior pareció no oponerse a mi agarre, y pensaba que se trataba por dos razones: 1. Estaba muy dormida como para darse cuenta y tal vez al levantarme, estaría ofendida y me daría una bofetada- 2. Tenía frío. Y se dio cuenta de que mis brazos son geniales.

Hasta yo quisiera despertar enredado en mis propios brazos. Pero me asfixiaría y no suena a que es buena idea.

Dejando de lado esos pensamientos, al dejar de sentir el toque en lo que era mi barbilla, solté un pequeño jadeo de esos que dejas ir cuando recién te despiertas y me acomodé mejor para abrir los ojos.

Cuando los abrí, no pude evitar sonreír levemente.

Lauren seguía ahí.

Está mirándome, ESTÁ MIRÁNDOME

Pensé por un segundo que tal vez el cosquilleo se trataba de ella... ¿podría ser?

Tallé mi rostro y la miré. Su cabello no estaba tan despeinado, le quedaba bien y se veía muy tierna. Sus ojos se notaban adormilados.

- Sé que soy hermoso pero, ¿hace falta que me mires tanto? - bromeé con voz adormilada.

Ella rodó los ojos y luego sonrió mientras se colocaba boca arriba, separándose un poco de mí.