ACTUALIDAD
𓄂
La luz natural de la luna atravesaba el cristal del ventanal que iluminaba un poco la oscura habitación de Aidan Devies, el líder de la mafia fuego en Francia y actual General militar francés. Un hombre alto, fornido y vestido completamente de negro en medio de la oscuridad observaba en completo silencio a aquel hombre que alguna vez fue su más leal amigo y compañero de misiones en sus mejores años de juventud. Sus ojos fríos de un hermoso azul grisáceo se paseaban por el rostro pálido y cabello rojizo sin ningún brillo de aquel hombre postrado en la cama. Su mirada era de resentimiento mezclada con tristeza. ¿Cómo? ¿Cómo era posible que terminara de esta forma? Pálido, escuálido, y tan solo esperando a la muerte cómo si fuera una vieja amiga.
—Mira cómo terminaste, Aidan —susurró—. Quería tener una batalla limpia contigo, pero ni siquiera eres capaz de sostener el peso de tu propia ropa. Joder.
Aidan abrió sus ojos al escuchar la conocida voz y en cuánto vio a aquel hombre, su voz quedó atorada en su garganta mientras sus ojos se llenaban de lágrimas, dejando ver una expresión de miedo, angustia, desesperación y agonía. Los años definitivamente no pasaban por él, seguía tan jovial como siempre, su cabello negro azabache seguía intacto, sus ojos azul grisáceo seguían brillando con la cruda frialdad mientras que su postura seguía tan erguida como siempre, detonando seguridad, arrogancia e imponencia a dónde quiera que fuera. Sus ojos se fijaron en un peculiar broche de oro con la cabeza de un león que sostenía una daga militar entre sus dientes siendo protegido por dos serpientes entrelazadas entre sí a su alrededor.
—¿Te sorprende verme? Hasta estando en el borde de la muerte eres buen actor. Mandaste a tus mejores informantes a investigar si seguía vivo, no te hagas el imbécil. Desde hace meses sabes que seguimos vivos.
Aidan suspiró tembloroso, reuniendo fuerzas para poder hablar—. ¿Cómo?
—Caym nos protegió. Pero, al principio fue Ajax.
Aidan abrió sus ojos con sorpresa—. Imposible. Ajax j-jamás me... traicionaría...
El pelinegro sonrió ladino—. ¿Qué puedo decir? Vivimos en el mundo bajo, Aidan. Las traiciones pueden venir de quién menos te lo esperas. Ah, pero tú lo sabes más que nadie, ¿No?
Aidan no dijo nada.
El pelinegro se acercó a él mientras sacaba su cuchilla con total calma y se sentaba en la cama a su lado para poner la filosa hoja en su garganta—. No creas que mi visita es social.
—E-estoy muriendo... ¿De qué te s-sirve amen...azarme?
—No es a ti a quién amenazaré.
Aidan lo miró sin entender.
—En este momento, mi pequeño rubí está en la habitación de tu hija.
Aidan abrió sus ojos con miedo.
—Ni siquiera intentes gritar por ayuda, asesiné a todos tus hombres y los dejé lejos de aquí, así que ninguno vendrá. Ahora, si no quieres que tu hija muera, entonces harás al pie de la letra las tres cosas que te pida.
Aidan asintió repetidamente, haciendo que la cuchilla en su cuello dejara un par de cortes superficiales.
—Sacarás a mi cachorro de tu puta mafia. No quiero que lo dejes como el nuevo líder. Al momento de tu muerte dejarás a Ajax al mando. Que ese idiota cargue con tus mierdas, no mi cachorro.
ESTÁS LEYENDO
LA MUJER DEL MERCENARIO © #2
RomanceUn cruel hombre perteneciente a la milicia se obsesionó con la hija de su superior, el General Devies. Su obsesión ha llegado a tal grado de manipular al hijo mayor de su General para asesinarlo y así obtener a la dulce joven. Pero no contaba con qu...