DÍAS DESPUÉS
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Valkyrie observó a Daegan disparar sin control, ambos estaban en el mismo edificio de entrenamiento al que habían ido antes cuando Daegan le enseñó a disparar la primera vez. Daegan estaba completamente cabreado ante la muerte de Aeryn. Tomó su metralleta y disparó a diestra y siniestra contra los cuerpos hechos de metal que simulaban personas. Estaba furioso. Ya habían pasado cinco días desde que mataron a Aeryn y Daegan ha andado con un humor de la real mierda. Cayden junto a Kaylan y Emireth quemaron el cuerpo y sus cenizas las pusieron en una ánfora. Daegan puso la ánfora de Aeryn junto a la de Kassim, ambas estaban en la sala de armas mientras Daegan encontraba otra casa para poder mudarse.
La casa actual ya no era segura.
Desde la muerte de Aeryn, Daegan se llevaba a Valkyrie con él a todos lados. Incluso a la casona en dónde operaba la mafia de Ajax aquí en Alemania. Daegan le había mostrado varias facetas suyas a Valkyrie, y ella lo amó en cada una de ellas. Él no quería perderla de vista, así que le importó una mierda si ella veía su lado más sanguinario al tratar con hombres del bajo mundo. Su muñequita estaría dónde sus ojos la vieran.
Valkyrie se acercó a él y lo abrazó por detrás—. Estar tan alterado no te hace bien.
Él se relajó y se volteó, pasando uno de sus brazos por su pequeña cintura para ponerla delante de él, frente al mesón del cubículo. Sin decirle nada, puso su metralleta delante de ella en un apoyador y la tomó de sus caderas por detrás.
—Vas a aprender a usar mi arma favorita —susurró ronco.
Valkyrie se mordió el labio y suspiró tembloroso. El arma favorita de Daegan era la metralleta, pero para ella era un arma gigante, monstruosa y asesina. Así como él.
—Vamos... —susurró ronco cerca de su oído—. Dispara. Pero hazlo con firmeza, la fuerza de las metralletas son brutas.
El mesón era algo bajo así que Valkyrie tuvo que inclinarse un poco para tomar mejor el arma. Daegan la tomó posesivamente de sus caderas y sonrió travieso al notar como se iba formando cierto bulto en sus pantalones debido a la posición. Y es que prácticamente Valkyrie tenía su bonita retaguardia justo en su entrepierna. Ella apretó el gatillo y casi se fue de espaldas ante la fuerza del arma si no fuera porque Daegan estaba pegado a ella por detrás.
—¡Jesús! —exclamó asustada.
Él se rió ronco—. Te lo dije, muñeca.
Ella se volteó entre sus brazos, simulando estar molesta—. No te rías. Tú estás acostumbrado a estas cosas. Yo no.
Daegan se puso serio mientras sus manos reafirmaban su agarre sobre las caderas de su pelirroja y se inclinó, quedando a tan solo centímetros de su rostro. Tomó una profunda respiración, como si quisiera consumirla—. Quiero follarte.
Ella alzó el mentón, sosteniendo su intensa mirada—. ¿Y por qué no lo haces? —desafió.
Apenas terminó de pronunciar esas palabras, Daegan la alzó y la sentó sobre el mesón, Valkyrie ni siquiera alcanzó a hacer algún movimiento cuando él ya la estaba besando con fiereza. Joder. Ella amaba esto. Amaba su brutalidad. Las manos traviesas de Daegan comenzaron a tocarla, pero en vez de jugar dentro de ella, Daegan masajeó su intimidad por sobre la tela de sus bragas. Ella gimió ante el contacto y lo abrazó por el cuello, poniéndose a su completa merced. Siempre pensó que sus primeras veces serían algo romántico, en una habitación cálida posterior a una cena, con un hombre completamente distinto a Daegan y en un ambiente de rosas y velas, lleno de amor y calidez, pero aquí estaba, su primera vez fue en el carro de lujo de su gran León, su segunda vez fue en su cama, y ahora... Estaba en un edificio abandonado junto a un hombre enorme que le triplicaba en tamaño, fuerte, sanguinario y brutal en medio de armas de fuego y cartuchos de balas regadas por el piso junto con manchas de gasolina y de sangre.
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LA MUJER DEL MERCENARIO © #2
RomanceUn cruel hombre perteneciente a la milicia se obsesionó con la hija de su superior, el General Devies. Su obsesión ha llegado a tal grado de manipular al hijo mayor de su General para asesinarlo y así obtener a la dulce joven. Pero no contaba con qu...