Todo él mundo militar había venido a la gran celebración del cumpleaños número cincuenta y tres del famoso y honorable General Leighton de la milicia Alemana. El salón de aquella mansión era realmente espléndido y resaltaba la excentricidad del anfitrión. Parecía el salón de un palacio, las decoraciones eran en rojo y dorado junto a un blanco invierno. Ya casi estaba todo el mundo presente, la mayoría hombres, soldados, generales, comandantes, sargentos, entre otros, todos con sus elegantes uniformes que destacaban sus medallas ganadas, presumiendo sus cargos.
—Se ve muy lujoso. —susurró Valkyrie al caminar con Emireth a un paso detrás de ella—. Pero no más lujoso que las fiestas dadas por mi padre —susurró arrogante.
Emireth solo la miró, poniéndose en alerta ya que con cada paso que daba la joven, atraía miradas. Y no era para menos, Valkyrie se había puesto un jodido vestido de seda negro largo y ajustado a finas curvas, pero lo que llamaba la atención, era que tenía un corte en su pierna, dejando ver la piel de la misma y tenía otro corte en forma de diamante que iba desde el pecho hasta el ombligo, dejando a la vista parte de su abdomen y de sus pechos ya que la parte superior del vestido iba amarrada atrás de su nuca y sin mangas. Era muy bonito y atrevido. Su cabello lo dejó suelto, cayendo por sus hombros en unas ondas rebeldes y se puso un ligero maquillaje sobre su fino rostro. Se puso los tacones negros y también el juego de joyas Pandora de oro rosa que él le había comprado, que se trataba de una fina cadena con la forma de la cabeza de una leona cómo dije enrollada en un diamante de corazón, unos aretes con la misma forma que tenía unos pequeños diamantes incrustados y un brazalete en su fina muñeca con la misma cabeza de leona que toda las demás joyas.
Toda una belleza.
Emireth se había vestido con un traje negro de dos piezas y una blusa azul rey, Valkyrie le había aplicado un maquillaje suave en su rostro, resaltando sus ojos azules y sus bonitos labios.
—¿A qué hora llegará Daegan?
Emireth negó—. No lo sé, depende del lío en la base militar.
Valkyrie sonrió al ver una mesa en dónde había un letrero blanco que decía "Reservado para el Comandante Daegan Mortensen".
—Esa es nuestra mesa —comentó Emireth.
Ambas caminaron hacia allá, la mesa era alta y no tenía sillas, ya que andaban los sirvientes de allá para acá con bandejas de diversos cócteles, otorgando un excelente servicio a los invitados mientras ellos podían moverse como más les guste. Valkyrie llegó a la mesa y se paró a un lado de ella, sonriendo al ver la fotografía de Daegan en el letrero. Se veía tan atractivo, joder.
De la nada la música cesó y todos giraron sus rostros para observar como el flamante General Leighton venía entrando junto a su esposa. Él caminaba como si fuera la máxima autoridad, y en cierto modo lo era, él estaba a cargo de toda la milicia Alemana. Él caminó hasta su mesa que estaba ubicada al fondo para tener una vista de todo el salón. Ni siquiera alcanzó a decir unas palabras cuando de un pasillo salieron dos mujeres vestidas como prostitutas mientras llevaban un enorme pastel de naranja.
Valkyrie hizo una mueca—. Qué desagradable. Y qué falta de respeto hacia su esposa.
Emireth suspiró—. Acostúmbrate a ver estas escenas, la mayoría de las fiestas se vuelven grotescas. Es más, me sorprendió que está noche también hay hombres que trajeron a sus mujeres ya que siempre vienen solos, precisamente porque contratan prostitutas o bailarinas exóticas para sus putas mentes morbosas.
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LA MUJER DEL MERCENARIO © #2
RomanceUn cruel hombre perteneciente a la milicia se obsesionó con la hija de su superior, el General Devies. Su obsesión ha llegado a tal grado de manipular al hijo mayor de su General para asesinarlo y así obtener a la dulce joven. Pero no contaba con qu...