🗡 KAPITEL XXIV 🗡

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AÑOS DESPUÉS

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—¡Felicidades, es una niña!

Cayden tomó a su bebé en brazos para acercarla hacia Kaylan, quién la tomó en brazos con suma delicadeza mientras dejaba salir un par de lágrimas rebeldes que demostraron su felicidad al tener a su primera bebé en brazos. Cayden le besó la frente con amor, mirándola con suma admiración después de haber presenciado el parto de su niña mientras era el principal apoyo para su mujer.

—Fuiste muy valiente, panterita —la miró con suavidad—. Estoy tan orgulloso y agradecido con la vida de tenerte a mi lado, mi amor.

Kaylan lo miró con amor, sin decir nada al sentirse demasiado cansada después del parto, pero con solo esa mirada diciéndole cuánto lo amaba.

—¿Qué nombre le pondrán? —preguntó la enfermera sonriente.

Ambos se miraron y al mismo tiempo susurraron:

Nyrah.

La enfermera iba a comentar que el nombre era muy bonito, pero antes de que pudiera decir alguna palabra, una explosión a lo lejos se hizo presente seguido de un sinfín de disparos.

Kaylan miró a Cayden de forma asustada—. ¿Pero qué...?

Cayden miró fijamente como un pequeño naipe entraba por la ventana y caía lentamente en el piso de la habitación.

Cayden miró fijamente como un pequeño naipe entraba por la ventana y caía lentamente en el piso de la habitación

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—La marca de Daegan... —susurró Kaylan.

Cayden tenía una mirada sombría—. Está aquí... Maldito hijo de puta. ¿Por qué ahora? —siseó entre dientes.

—¿Qué está pasando?

Ninguno de los dos reaccionó ante la pregunta asustada de la enfermera, quien habia sacado su teléfono para alertar a sus colegas. Desgraciadamente, ella no alcanzó a realizar ningún aviso ya que una bala se incrustó en su frente, dándole una muerte inmediata. Kaylan tragó saliva asustada en el momento en el que vio una gruesa cadena de oro con el símbolo de los Mortensen colgando del cuello de una alta y fornida figura que caminaba con suma tranquilidad mientras ingresaba a la habitación con total calma. Daegan entró como si nada, vestido completamente con un uniforme táctico negro. Había por lo menos diez hombres detrás de él con sus metralletas alzadas en señal de amenaza. Cayden tensó la mandíbula, Daegan tenía que estar bromeando. ¿Realmente le iba a hacer esto justo ahora que había nacido su niña? ¿Después de tantos intentos por tenerla? No podía ser cierto. Tenía que ser una jodida broma. Debía pensar con claridad y astucia para no provocarlo y así sacar a Kaylan junto a su bebé intactas de aquella clínica.

LA MUJER DEL MERCENARIO © #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora