🗡 KAPITEL XXI 🗡

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MESES DESPUÉS.

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—¡Rompió la bolsa! —exclamó Iryna preocupada.

Y en ese momento todo se volvió un caos.

No podían llevar a Valkyrie a una centro asistencial porque ya estaba en labor de parto y era demasiado peligroso ya que la clínica más cercana estaba a tres horas desde ese lugar. Así que Daegan la tomó en brazos y la montó sobre su carro para llevarla devuelta a la mansión roja. El paseo por el acuario se había ido a la mierda.

—¡Llamen a Seth! —rugió Daegan.

Dahak lo hizo.

—Duele, duele... —sollozó Valkyrie.

—Respira conmigo —susurró Iryna con dulzura a su lado—. Uno, dos, tres. Vamos, cariño.

Valkyrie se concentró en ella, rodeándose de su calidez.

—Seth ya va en camino —comunicó Dahak.

Daegan aceleró, y el viaje se redujo a veinte minutos. Al llegar a la mansión roja, Daegan la llevó a su habitación. La dejó recostada y justo cuando iba a preguntar por Seth, el pelinegro entró para atender a Valkyrie. Él estaba jodidamente nervioso y eso hacía que Valkyrie se pusiera aún más nerviosa. Así que Seth le dijo que se tranquilizara primero si quería estar con su mujer. Iryna entró y sacó a Daegan para asistir a Valkyrie, Daegan estaba jodidamente nervioso, no era de mucha ayuda en ese momento, al contrario, Valkyrie se ponía más histérica al verlo moverse de un lado a otro.

—Compórtate.

Daegan se giró impresionado al reconocer la suave voz, y de inmediato sonrió en grande para acercarse a Lilith y abrazarla, calmándose de inmediato.

—¿Y Davian? —preguntó Daegan.

—En Rusia. Ya le avisé, así que debe estar preparando sus cosas para viajar.

—¿Y papá?

—Dijo que iría a aumentar la seguridad.

Daegan se quedó mirando a Lilith mientras la rodeaba con su brazo—. Es bueno verte, Lieblich.

—Lo mismo digo.

—Gracias por estar aquí.

Lilith lo miró—. Hablas como si no me vieras nunca. Me pasas llamando, joder.

—Te necesito.

Lilith alzó una ceja divertida—. ¿Acaso no puedes solo?

Daegan sonrió ladino—. No. Me hace falta mi pelinegra.

—Pff.

—¿Qué? ¿Acaso no es verdad?

—Estoy segura que puedes solo.

—Y aún así viniste.

—Vine por mi futuro ahijado.

LA MUJER DEL MERCENARIO © #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora