Descubrimiento De Coronas

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El volver con mi madre me estaba afectando a niveles demenciales.

Viví con una amiga de la familia, Polly Plummer, ella fue una señora muy buena durante mi estadía en su casa, mi madre decidió que tener una hija no iba a ser un impedimento para disfrutar su juventud (pues me tuvo demasiado joven), Así que me dejó.

Recuerdo que un día mientras estaba leyendo Orgullo y prejuicio por primera vez y decidí meterme debajo de la cama, al acomodarme boca abajo con el libro en manos escuché un crujido de las maderas debajo de mí, como si se estuvieran rompiendo. De la nada un estruendo me hizo soltar un grito.

Dónde anteriormente me encontraba parecía haberse vuelto pedazos y desaparecido en el aire, pero en vez de aparecer en el cuarto de abajo, terminé en un suelo frío, abrí los ojos y todo lo que pude ver fue un paisaje blanco, árboles bañados en nieve y un frescor húmedo en mi rostro.

Estaba en Narnia...

Estaba en Narnia

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~Actualidad~

Realmente nunca fui de las que le gustaba seguir las reglas.

-Señorita Fermonsel, su falda está demasiado corta- La directora me detuvo para informarme de algo que evidentemente ya sabía.

-Lo lamento- Bajé lentamente mi falda hasta que llegó levemente a la mitad de mis rodillas.

Miento, los adultos me dan un poco de miedo, los puedo comparar con los gigantes.

Habían pasado cerca de dos años desde la última vez que visité Narnia, realmente extrañaba a todas aquellas criaturas que había conocido.

Me encontré con un puesto de revistas dónde pude ver a Susan, parecía estar hablando con un chico, así que me acerqué.

-¿Entonces, cuál es tu nombre?- El chico le preguntó a mi compañera.

Ella parecía incómoda así que aceleré el paso.

-Phillis-.

-¡Susan!- Una niña se acercó a ella, parecía algo agitada.

-Susan, ¿pasó algo?- Me acerqué a ellas.

Pude ver la cara de Susan cambiar al escuchar su nombre dos veces frente al chico por el cuál había mentido.

Mordí mi labio inferior y susurré un casi inaudible "Lo lamento", mirando al suelo.

-Tienes que ver esto Susan- La niña comenzó a correr y la otra chica la siguió.

Obviamente yo también tenía que ir, quería saber qué había pasado.

Llegando al lugar dónde la pequeña había dicho que vayamos, había un grupo de personas apiladas gritando "Pelea, pelea" en repetidas ocasiones.

Nos acercamos y las chicas se quedaron en silencio.

-¿Quiénes son?- Parecieron exaltarse por escuchar mi voz.

-Es Peter, mi hermano-.

De la nada otro chico de cabello negro nos empujó y se unió a la pelea.

AMAPOLA  [Edmund Pevensie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora