¿Existe la mala suerte?

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Después de varios minutos en los que lo único que pude hacer fue ver a Lucy siendo una de las mejores niñeras que conocí, mientras yo comía una manzana en silencio, cayendo en cuenta que esta conversación no era mi fuerte.

-¡Tierra a la vista!- Se escuchó.

Lo utilicé como escusa para salir, pero para mí increíble suerte (evidentemente mala), me encontré con Edmund a penas cerrar la puerta.

-Oh, exactamente a quien esperaba- Sonreí sarcásticamente mientras me alejaba por su izquierda.

- Si que se nota tu alegría- Me siguió- ¿No crees que ya es momento de superarlo?- Dijo caminando a mi lado.

-¿Superarlo?, ¿En serio?- Lo miré con una mueca de desprecio notable- Sabes lo que hiciste, no intentaste arreglarlo de ninguna manera- Caí en cuenta que mi tono de voz había subido y miré al rededor para corroborar que no me habían oído.

-¿Ahora quieres que me disculpé?, Según tu carta no querías tener contacto conmigo- Respondió.

Me quedé en silencio mirándolo, el notó mi confusión pero aún lo recibía respuesta.

-¿Qué?, ¿Una carta?, Yo...- Antes de poder terminar Caspian apareció.

-Chicos, es su turno de bajar- Dijo apoyando su mano en mi hombro.

-Bien, terminaremos esta charla en otro momento- Finalizó Ed.

Caspian me miró extrañado y yo solo me encogí de hombros.

La isla era bonita, el suelo aún estaba caliente por el calor del sol.

-¡Bien, comeremos y preparemos todo para dormir, mañana exploraremos el lugar!- Sentenció Caspian.

Algunos de los ayudantes del barco se encargaban del pescado, otros del fuego y evidentemente había algunos como yo que solamente veían el gran trabajo de estás personas mientras se calentaba con el fuego.

-Hey...Terminemos de hablar- Sentí la voz de Edmund detrás de mí, el estaba apoyando su mano en mi brazo izquierdo.

Miré a Lucy, que parecía estar a punto de dormir, ya anocheció y hacía bastante frío.

Asentí y lo seguí hasta una parte un poco más alejada del resto, había bastantes rocas, pero incrementaba el frío, estábamos bastante alejados de la fogata.

-Bien, déjame comenzar- Dije teniéndolo frente a mí- Tu...Dices que yo te envié una carta, ¿Verdad?- Intenté hablar más tranquila.

-Si- Respondió.

-¿Que decía la carta?- Pregunté.

-¿Tu la escribiste y no lo recuerdas?- Preguntó sonriendo, pero claramente estaba molesto.

-Cállate y responde- Respondí.

-¿Me callo o respondo?- Siguió.

-¡Por Aslan, Edmund!, ¡¿Puede responder?!- Sentía una presión en el pecho por es estrés de no tener una respuesta.

-Bien, empecemos con que tenía una introducción muy larga sobre cómo fracasé como pareja, luego un dulce "No te comuniques conmigo, no quiero saber de ti", sin razón, ¿Ahora lo recuerdas?- Dijo.

me quedé en silencio, mirándolo, yo no escribí eso.

-Edmund...Yo no he escrito nada de eso- Dije.

El me miró, por unos segundos.

-Entonces...¿Por qué estabas enojada?- Preguntó aún sorprendido.

-Dejaste de enviar cartas, es lo que yo creía pero...¿Por qué creías que lo estaba?- Me acerqué más, sentía su respiración en la punta de la nariz.

AMAPOLA  [Edmund Pevensie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora