Solitario, igual que las Islas

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Hoy entendí que nunca voy a ser completamente feliz.

Estoy hace veinte minutos encerrada en esta habitación, dónde parece que hacen cuarenta grados, sigo escuchando risas y gritos fuera.

Decidí salir, todos estaban viéndome, lo cual ignoré, en especial la mirada de Edmund.

¿Cómo se atreve a decir que me extraña después de básicamente olvidarse de mí?

En fin, soy cero rencorosa, así que lo voy a superar mientras esté aquí, después de todo por algo vine.

Miré hacía todos lados encontrándome con un chico rubio y gritón en el suelo.

-¡Eustace!- Sonreí y le ofrecí mi mano para que se levante.

-¿Acalia?, por fin alguien cuerdo en este lugar- Dijo acomodando su ropa y limpiando sus rodillas.

Hice una mueca porque no entendí a qué se refería pero el nunca me explicó.

-¿Como es que llegaste aquí Eustace?, ¿Lucy te había hablado de Narnia?- Le pregunté haciendo que me acompañara para sentarnos a hablar.

-No, fue Edmund, el me perseguía por toda la casa diciendo que era un rey y yo solo era demasiado patético como para ser un enano- Repitió dramático- Dudé de la cordura de mi primo pero ahora dudo de la mía-.

Reí y pronto sentí que me tomaban de la mano delicadamente.

-Acalia, tenemos que hablar- Era Lucy, parecía seria así que me asusté pero aún así la seguí.

Caminamos hasta un lugar dónde no abundaba demasiada gente y ella tomó asiento en esa parte del suelo, a lo que yo la imite pero más nerviosa.

-¿De que querías hablar?- Sonreí falsamente, sabía exactamente de que quería hablar.

-¿Edmund y tú terminaron?- Preguntó.

Tense mi mandíbula sin deshacer mi sonrisa.

-Em...No lo sé- Respondí resignada.

De nada servía mentirle, era Lucy y con la facilidad que tiene la gente de leerme era muy sencillo que supiera que le había mentido.

-No entiendo, ¿no terminaron?- Repitió otra vez.

froté mi nariz con incomodidad y me levanté.

-Lucy, no se para que volvimos a Narnia pero estoy segura que no es para esto- Está vez hablé mucho más seria que entes- No quiero perder mi tiempo-.

No esperé hasta que ella respondiera y me fui, era verdad, no vine para arreglar problemas amorosos, sino para hacer mi deber como reina, ayudar a mi pueblo, no pienso en otra cosa desde que entré por la puerta del baño.

Que rara forma de venir a Narnia.

-¡Lucy, Edmund, Acalia, vengan!- Llamó nuestra atención Caspian

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-¡Lucy, Edmund, Acalia, vengan!- Llamó nuestra atención Caspian.

¿El quiere que vuelva a entrar a ese pequeño horno?

AMAPOLA  [Edmund Pevensie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora