Detesto los cambios

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Mis padres tomaron la delicada decisión de meterme a un internado luego de que mi madre le llegará el rumor de su hermosa hija en fiestas con sustancias tóxicas, sus palabras exactas fueron: "Tienes demasiada exposición a problemas con esas personas con las que te juntas".

Aún así en el internado no perdí contacto con Ed, el me escribía todas las semanas y yo le respondía siempre...Hasta un día, dejó de escribir y no solo eso, dejó de contestar mis cartas, ese imbécil, tal vez mi madre tenía razón después de todo.

-¡Acalia!- Escuché una voz aguda detrás de mí.

Era Eleonor, una chica bajita, unos centímetros menos que yo, con ojos verdes y cabello castaño.

-Elle, ¿cómo estás?- Sonreí acomodando mi bolso en mi hombro.

-Bien, ¿puedo hacerte una pregunta que talvez sea un poco rara?- Dijo arrugando la cara en una mueca de incomodidad.

-Si, lo que quieras- Asentí.

-¿Tu novio era aquel chico pelinegro... Pevensie?- Preguntó.

Me quedé en silencio por un tiempo, ¿seguíamos siendo novios?, supongo que sí porque no hemos terminado, pero hace más de un mes no tengo idea de su vida.

-Sip, si el es mi novio- Respondí un poco confundida.

-Oh, es que es uno de los mejores amigos de mi hermana y ella me dijo que habían salido...- La interrumpí antes de que termine.

-¿En serio?, saludala de mi parte- Sonreí falsamente y caminé lo más rápido posible de ahí.

¿Creen que algo tan hermoso simplemente se desmorone en cuestión de segundos?, yo no, si en algún momento te encuentro Pevensie juro que vas a morir.

Llegué a mi cuarto a escribir una última carta para Edmund.

"Querido idiota sin cerebro".


Escribí frenéticamente con una pluma roja, rápidamente rompí el papel y lo tiré por los aires.

"Edmund, ¿cómo te va con la imbécil de Andrea?".


Sonreí pero me retracte con el ceño fruncido, no es su culpa que este tonto no le ponga un límite.

Seguí escribiendo seria hasta que me rendí.

¿Que se supone que le diría?, el simplemente ya no quiere comunicarse conmigo y supongo que eso está bien.

No, el me debe una explicación, una muy detallada, no puedes simplemente desaparecer de la vida de alguien luego de vivir tantas cosas, luego de intercambiar anillos, por Aslan, tengo que decirlo, aunque no me responda.

"Querido Edmund, no sé si respondas esta carta, espero que lo hagas.

No quiero sonar como una dramática pero hoy me dijeron algo de tí, estoy bastante preocupada por las cosas que pasaron, perder contacto de esta manera no lo imaginaba, necesito tu respuesta.

Bien, espero que contestes esto, este es mi último mes en el internado, si no tengo respuesta no te buscaré y aceptaré que te alejes, pero si respondes, si volvemos a hablar entenderé cualquier excusa que pongas.

Con cariño: Lia".

Suspiré y miré adelanté de mí, la ventana mostraba la cancha y justo ahí estaba Ethan, el chico de el internado masculino(con el que se "compartía" edificio), que alguna vez habré visto por los pasillos.

AMAPOLA  [Edmund Pevensie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora