octava parte.

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No pudo pegar un ojo en el resto de la noche, solo pensaba en Nick, en si de verdad le había fallado, si él merece que lo esconda como lo está haciendo aunque siempre estaba seguro que Nick vale mucho más que la relación a escondidas que Harry solo podía darle. Pero se le venía a la mente su sonrisa, que no hacía más que generarle una guerra en el estómago, era la más bella que había visto, Harry era capaz de contar todos los chistes malos del planeta para que Nick solo la mostrase, en la cual él podría morir. No iba a desairar esa hermosa sonrisa y todo lo feliz que le hizo por un recuerdo que él creía totalmente superado. Cuando escuchó los pajaritos por la mañana estaba seguro de algo, primero que todo estaba Nick, él no iba a perderlo, sus sentimientos eran fuertes y seguros, él quiere un futuro con Nick.

Llegó el momento del desayuno, había decidido hacerlo en el jardín de rosas que está en el ala Oeste de la casa blanca, allí cada uno de los presidentes que fueron pasando dejaron un recuerdo, algunos hasta plantaron extrañas especies de rosas.

Le informó al personal que iban a tener un invitado el día de hoy en agradecimiento por pausar su gira y venir a ayudarnos como nación. El itinerario sería caminar por el jardín de rosas, allí tomar una infusión y luego irán al salón rojo que se encuentra en el primer piso donde tendrán mucha más intimidad y Harry podrá hablar de lo que pensó anoche sobre su secreto. Había decidido que no sea en su despacho presidencial para que no parezca que quisiera impresionarlo. Estaba decidido en mantenerlo alejado y ser correcto poniendo un límite.

Se levantó de su cama dirigiéndose al vestidor, tenía que estar arreglado pero no quería exagerar, para Harry la manera de vestirse era muy importante, es otra forma en dar un mensaje de forma indirecta. Buscó entre los trajes que habían sido confeccionadas únicamente para él, necesitaba algo que le de confianza pero al mismo tiempo demuestre que solo quería hablar con él, no había otra intención. Eligió un pantalón de vestir marrón claro que le quedaba casi pegado en la zona de la cola y luego terminaba un poco holgado. Acompañándolo con una camisa blanca con los primeros tres bonotes sin abotonar con la parte inferior dentro del pantalón, y por último un saco azul abierto que hacía que el outfit sea un poco más elegante. Se miró en el espejo y su mente pensó "No intentes impresionarlo, para eso lo tenemos a Nick". De nuevo volvió el rubio de rizos y dientes níveos. No podía defraudarlo. Acomodó el cuello de su camisa, peinó sus rizos hacia atrás con sus manos y salió respirando hondo y acomodando su espalda.

Salió de la residencia y fue directo al despacho oval que se encuentra en el ala oeste. Allí hay una ventana que tenía vista directa al jardín de rosas donde iba a encontrarse con Louis. Se podría decir que era la parte favorita de Harry de toda la casa blanca. Le encantaba que todos los presidentes hayan dejado su marca además del aroma a rosas que había todo el día. El jardinero se encargaba que estén siempre bien cuidadas y cuando Harry comenzó su presidencia el primer mandato que dio fue el cuidado exhaustivo de los dos jardines de rosas, ya que la anterior primera dama, Melania Trump, había casi eliminado el color en ambos.

Harry abrió un poco la ventana, para que corra el viento frío de la mañana y entre el aroma que tanto disfrutaba.

Tomó asiento en su escritorio y comenzó a leer los periódicos, creía que él como presidente debía estar informado de todo lo que sucedía en el país, no solo leía los que eran de su partido político, sino que también los que no lo eran. Él siempre trató de tener una posición neutral sobre algunos temas para así poder ser objetivo al momento de tomar decisiones.

Bajó la cabeza a su reloj de pulsera, eran la 7:10 de la mañana, Mike seguro que ya había ido a buscar a Louis. "Espero que no me odie por haberlo despertado tan temprano" pensó.

Por la puerta noreste, la cual daba a la oficina de su secretario, entró Scott, luego de dar unos pequeños golpes para anunciarse, con muchas carpetas.

MR. PRESIDENTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora