Capitulo Once

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La noche ambos la pasaron maravillosamente bien, con la compañía de los dos les bastaba.

Estabas saliendo del colegio y con una sonrisa te acercas al auto que te esperaba.

Las manos de Steve se posan en tu cintura, apegándose a tu cuerpo, une sus labios en un beso dulce y Cálido.

Sonries entre el beso y subes tus brazos alrededor de su cuello, te sentías tan amada en sus brazos, tan protegida.

-Sube nena- se aparta de ti y abre la puerta del copiloto para que tú entraras.

Estabas por subir a su auto hasta que una voz los interrumpe a ambos.

-¡______! ¿Que haces con este idiota?

Miras un tanto asustada a Steve y te acercas a el

-Steve, vámonos ¿Si?- tomas su mano, no querías un show en la salida del colegio.

Se suelta de tu agarre y se acerca a Billy de manera retadora.

-Vete de aqui Billy- Suelta de una manera tan fría que ni tu misma reconocias.

Niegas con la cabeza y te acercas a ambos

-Billy está bien, me iré con Steve ¿Si?- Sonries incomoda y tomas al castaño de la mano llevándolo al auto.

-¡Steve ¿Que mierda?! Te dije que nos fuéramos- dices ya cuando están lejos de Billy

-El empezó

No puedes evitar soltar una pequeña risa, se comportaba como un total niño pequeño, pero rápidamente te vuelves a poner sería.

-Billy es mi amigo, y no gustaría que tú y el se llevarán mal- besas su mejilla y entras al auto.

Steve entra segundos después, lo volteas a ver esperando que diga alguna pendejada como siempre, pero solamente puso su mano en tu muslo, adentra su mano por debajo de tu falda.

Te sobresaltas y lo volteas a ver de re ojo, estaba sonriendo sin voltear a verte, eres una puberta, el sabía lo que provocaba en ti con tan solo mirarte.

Sonries y colocas tu mano por encima de la de él, tomas su dedo índice y empiezas a hacer movimientos como si de su parte baja se tratara.

"Si él quiere jugar, pues juguemos"

Lo volteas a ver y su mandíbula estaba tensa, sus nudillos se marcaban de lo fuerte que apretaba el volante.

-Steve..- Sueltas casi como un gemido

voltea se rostro hacia ti.

-Tengo sed- relames tus labios

Observas como traga saliva, bajas tu mirada a su entrepierna y Woow si que estaba despierta.

-ya estamos a pocas calles- Suelta con dificultad

Deslizas tu mano por su pierna, tu mirada se encuentra con la de él y sonries mordiendo tu labio.

𝗟𝗮 𝗘𝗱𝗮𝗱 ; Steve HarringtonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora