POCHE
Entré en el garaje a las nueve y media. No había pensado que la última cuestión pendiente me llevaría tres horas, y no sabía que el segundo ramo de flores que me llegó en el día lo había enviado Richard. Hasta que cerré no me di cuenta de que la notita de color rosa que colgaba de los tallos no era de Daniela. Pero antes de irme me había asegurado de tirar hasta la última rosa al contenedor y la nota por el retrete. Aun así, no se me iba de la cabeza lo que ponía:
«¿Es necesario que te envíe flores todos los días para que me prestes atención? Habla conmigo, María José.
Richard».
Me estremecí solo de pensarlo. Se me ponía, literalmente, la piel de gallina.
Encendí el teléfono y vi que Daniela me había enviado varios mensajes de texto mientras iba a casa.«¿Dónde estás, María José?». «Llámame...».
«Hace una hora que llamé a la tienda y no estabas allí, ¿estás bien? ¿Por qué no respondes al teléfono?».Era jueves, lo que significaba que tocaba cena familiar, y, además, era nuestro aniversario. Daniela llevaba toda la semana hablando de ello, haciéndome el amor todas las noches durante horas mientras me decía lo feliz que le hacía que lleváramos juntas tanto tiempo.
La llamé sin obtener respuesta.
Le envié un mensaje preguntándole si estaba en casa, pero tampoco me respondió.
Cuando salí del coche, miré hacia el lugar donde estaba aparcada la colección de coches de Daniela, y noté que el Aston Martin no estaba allí.«Vaya...».
Imaginé que eso significaba que se había ido y todavía tenía tiempo para prepararlo todo. Fui directa al comedor, decidida a encender algunas velas y preparar unas copas con champán. Pero cuando accioné el interruptor no se encendió la luz.
Lo volví a intentar un par de veces sin que la acción tuviera ningún efecto. Entonces, de repente, se encendieron y apagaron.—Buenas noches, cariño. —Daniela estaba sentada en el extremo de la mesa, sonriendo—. Me alegra ver que llegas a casa a las seis, como prometiste... Por un momento he pensado que te habías olvidado de que es nuestro aniversario.
—Hoy me has enviado un centenar de flores, ¿cómo iba a olvidarlo?
Miré a mi alrededor y me di cuenta de que había preparado champán y que había también una enorme bandeja de fresas con chocolate.
Había también unas largas velas rojas esperando a que alguien las encendiera, y, justo delante de mí, en el lugar que solía ocupar en la mesa, había una cajita plateada con mi nombre.
Se levantó de la silla y se acercó a mí sin apartar la vista ni un segundo de la mía.—María José, ¿sabes lo que más me gusta de ti?
—¿Solo es una cosa?
—Son varias. —Dio un paso atrás y me besó la nuca, lo que me calentó la piel—. Pero lo que más me gusta es lo terca que eres. Nunca puedes atenerte a lo que acordamos. Es más, yo creo que ni siquiera lo intentas.
—Las nueve y media es muy tarde, ¿no? ¿Te puedes creer que algunas personas incluso llegan a casa después? Me pregunto cómo es su vida...
—Fuiste tú la que sugirió las seis. —Cogió una silla y me la puso delante—. Siéntate —ordenó con la voz firme.
—Daniela, ¿estás tratando de intimidarme? ¿El día de nuestro aniversario?
—María José, siéntate.
Entrecerré los ojos y crucé los brazos, esperando a que dejara de mirarme como si quisiera estrangularme.
—No me siento intimidada en lo más mínimo.
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MI JEFA OTRA VEZ | PT2
FanfictionMaría José Garzón y Daniela Calle, después de pasar por todo lo que tuvieron que pasar, empiezan a preparar la boda de sus sueños. Pero es ahí donde Daniela tendrá que luchar con sus frustraciones cuando María José no hace lo que ha quedado que iba...