Capítulo 35.

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—Vamos a la cafetería. —Andrea me miró a los ojos—. Podemos pedirte lo que quieras... ¿Quizá un poco de sopa?

—No, gracias.

—Creo que, de todas formas, pediremos un poco.

—Estoy contigo —intervino Lucia—, está demasiado cansada para saber lo que quiere.

Puse los ojos en blanco mientras salían de la habitación y, antes de poder apagar las luces, vi a Daniela de pie en la puerta.
Aparté la vista de ella para mirar al frente y apreté el botón de la tele en el minimando a distancia. En ese momento prefería ver un programa sobre cómo mezclar pintura que hablar con ella.

—María José... —Me llamó en voz baja.
No le respondí. No podía creerme que hubiera ignorado todas mis llamadas durante dos semanas y que no me hubiera llamado después de no saber nada de mí durante dos días.
—María José, ¿hoy estás mejor? —Tenía la voz ronca.

Subí el volumen.

—¿No quieres hablar conmigo?

—Te he estado llamando durante dos semanas. —Mantuve la mirada clavada
en la pantalla—. Es evidente que quería hablar contigo.

Lo oí acercarse y noté el roce de su mano en mi mejilla.
—Te he llamado. Lo hice en cuanto vi que no tenía noticias de ti a la hora en punto, como habías estado haciendo... Y no respondiste.

—No, no lo has hecho. —Cerré los ojos—. No es necesario que me mientas. Admite que eres una jodida egoísta y que lo único que quieres es seguir haciéndome sufrir.

—¿Perdona?

—Ya me has oído. —Ignoré el dolor de garganta—. Puedo entender que te hayas cabreado conmigo por haber hablado con Richard, puedo, de verdad. Y lamento haberte hecho daño hablando con él. Fue un error por mi parte y no debería haberle dedicado ni un segundo de mi tiempo, pero eso pasó la semana pasada, y no he sabido nada de ti durante los siete últimos días. ¿Qué coño te pasa?

—María José...

—Incluso Richard me ha llamado desde que estoy aquí, ¡el cabrón de Richard! Y al parecer es culpa suya. —Noté que le ardían los ojos—. No lo he devuelto la llamada y no lo haré nunca, pero... ¡Tú no me has llamado desde que me han ingresado en el puto hospital! Daniela, llevo aquí dos días y... —Traté de no llorar—. Pero... ¿no te diste cuenta de que me pasaba algo cuando dejé de llamarte de repente? ¿Eh? ¿O es que solo puedes centrarte en tu ira? ¿Incluso cuando tu prometida está en el hospital?
Suspiró y abrió la boca para hablar, pero la interrumpí.
—¿Cuánto tiempo más me ibas a dejar sola en el hotel? ¿Cuánto tiempo más ibas a seguir enviándome flores —señalé el ramo de rigor— y haciendo caso omiso de mis llamadas?

—María José...

—¿Quieres saber por qué nadie ha recibido las malditas invitaciones de boda? —No me importó que cada vez tuviera los ojos más entrecerrados—. Porque no me gustan las invitaciones en papel, Daniela. No eran nuestras..., así que pensé en hacer algo diferente. Por eso, llamé a todos los invitados y les di la información necesaria, como fecha y lugar de celebración, les comuniqué que no estábamos enviando invitaciones formales, y que recibirían algo unas semanas antes de la boda... Les dije que no te contaran nada porque quería que fuera una sorpresa...

—Ahora soy consciente, María José. Pero escúchame...

—No. ¿Sabes la cantidad de tiempo que me ha llevado diseñar quinientos colgantes? ¿Quinientos colgantes que juntos forman un colgante enorme con nuestras iniciales? ¿Lo sabes? ¿De verdad?

Suspiró.

—Con respecto a la tarta de boda... No es que me haya arrepentido de nada. Sinceramente, no sé qué coño ha pasado con eso, porque yo solo quería cancelar una... ¿Y, de verdad, crees que esperaría hasta el último minuto para diseñar tu alianza? ¿En serio? Pero no quería recurrir a Valenti's, quería encargarlo en un lugar elegido por mí. Pero tú ni siquiera quieres escucharme. No me das la oportunidad... —Se me quebró la voz—. No me puedo creer que seas tan egoísta... De hecho, ni siquiera te quiero aquí. Vete... Y dile a Greg que venga, así podré darle las gracias por estar pendiente de mí. Lleva en la sala de espera todo el tiempo, que es donde deberías haber estado tú.
Había dolor en sus ojos cuando me arropó.
—Vete, Daniela. En ese momento solo quiero tener cerca gente que se preocupe por mí de verdad...

MI JEFA OTRA VEZ | PT2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora