Capítulo 16

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Hayun

Acaricio la manito de mi hermano con una presión en el pecho. Se desmayó en clases hace tres horas y sigue inconsciente. La maestra no sabe como pasó. Simplemente estaba en clase de deporte y se cayó al suelo, así que tal vez se golpeó la cabeza. Los doctores le han hecho estudios y estamos esperando a que despierte.

La puerta de la habitación se abre y mi excompañero de clases, ahora Dr. Song, entra con cara seria.

—Seung Hayun, lamento tener que volver a verte en estas circunstancias —me dice ajustando sus gafas.

Le trato de sonreír como saludo pero no lo consigo.

—¿Tienes algún diagnóstico? —le pregunto.

—Aún es demasiado pronto. Esperemos los exámenes de sangre.

Vuelvo a mirar a Hoon. Esta espera me está matando. Siento como si estuvieramos perdiendo el tiempo.

—¿Te puedo hacer unas preguntas? —me pregunta Song.

Asiento con la cabeza.

—¿Es alérgico a algo?

Y a esa le siguen unas cuantas preguntas más. Respondo todas sin soltar la mano de Hoon y sin quitarle la vista de encima.

En algún momento pienso con burla que mamá no sabe ni siquiera el tipo de sangre de Hoon. Aunque no es algo que deba dar risa. No me he molestado en llamarla. ¿Para qué?

Exactamente media hora después, Hoon despierta. Mira a su alrededor confundido.

—Soy yo, Hoon. Estoy aquí —le digo sonriéndole.

—¿Noona?

La enfermera que viene se encarga de ver su estado mental con preguntas para descartar la posibilidad de aturdimiento.

El Dr. Song llega después de unos minutos con unos papeles y me pide hablar fuera.

—¿Son los resultados de los exámenes de sangre? —cuestiono jugando nerviosa con mis manos—. ¿Qué pasa con mi hermano?

Él alza la vista y me mira preocupado.

—Lo siento, Hayun. Hoon tiene leucemia.

Mi corazón se detiene por un milisegundos.

—¿Leucemia?

Song aprieta los labios en una línea recta y asiente con la cabeza.

—Es un cáncer de la sangre

Siento que el mundo me da vueltas. Mi hermano tiene cáncer.

—¿Puedes curarlo?

El doctor Song muestra un porte profesional.

—Hoon es joven. Tenemos que hacerle algunos exámenes más para ver el estado de la enfermedad. Pero tiene posibilidades. Actualmente la leucemia no es tan mortal existen muchos avances en la medicina. De todos modos no quiero darte esperanza sin estudiar mejor el caso de tu hermano.

—Entiendo. Gracias.

Me tomo un momento para analizar está nueva situación. Estoy sola y me recuesto contra la pared de este frío pasillo. Aún quiero creer que estoy teniendo una pesadilla y que pronto sonará mi alarma. Entonces despertaré como siempre, mi hermano estará sano e iré a trabajar como siempre.

Después de unos minutos en los que la alarma no suena, vuelvo a la habitación de mi hermano.

—¡Noona! —me saluda, comiendo una gelatina que le ha traído la enfermera—. ¿Por qué estás llorando?

Me acerco y le doy un beso en la frente. Tengo ser fuerte por él. Si yo que estoy sana me dejó caer nadie lo cuidará.

—Lloro cuando mi hermanito se enferma —le susurró y le dedica una sonrisa diminuta.

—Perdón.

—No, Hoon. No es culpa tuya.

En todo caso es mi culpa por no haberlo cuidado bien.

—Iré a casa a buscar tu ropa. Debes pasar un tiempo en el hospital. Sé bueno con la enfermera. Volveré enseguida.

—¡Sí! —afirma muy obediente.

(...)

Cuando llego a casa, recurro a mis ahorros de emergencia. Pago el seguro médico a tiempo siempre. Pero sé que mi hermano va a necesitar tratamientos costosos para tratar esta nueva enfermedad.

Cuento el dinero disponible. Rectifico varias veces pero siguen sin darme las cuentas. Aquí falta dinero.

Sé perfectamente lo que pasa.

Voy a la habitación de mi madre. Milagrosamente no está borracha.

—Tomaste parte del dinero que tenía guardado para emergencias —la acuso.

Ella no parece inmutarse. Está sentada en su cama con tranquilidad. Su poca reacción hace que me enoje.

—Bueno, unos cuantos billetes. No seas tan tacaña —dice.

Aprieto mis puños.

—¡Mamá, era para una emergencia!

Se acerca y me da una palmadita sobre la cabeza como esas que se dan a una mascota. Un escalofrío recorre mi cuerpo.

—¡Ay, ya ya ya! Qué dramática que eres, niña. No es para tanto.

Cierro los ojos y tomo una respiración profunda.

—Hoon está en el hospital, está enfermo mamá. ¡Puede morir!

Ella guarda silencio.

—¡Ni siquiera te importa! —le grito—. Tú no mereces ser madre.

Ella reacciona violentamente.

—¡A mí no me hablas así!

Me cruza la cara de una bofetada.

Me agarro la mejilla agredida. La piel me arde como si me hubiera quemado. Mis ojos se llenan de lágrimas. Nos quedamos las dos en silencio.

La miro una última vez antes de dirigirme a mi habitación.


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Fake Girl • PARK JIMIN [✅]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora