⁵. mi respuesta...

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No sabía muy bien la razón, pero según sus amigos y su hermano mayor, los últimos dos días se veía más alegre, más feliz.

Porchay podría decir que no tiene nada que ver con Macau, con los lindos mensajes que llegan a su teléfono o con el peluche de pollito que tiene en la mesita de noche al lado de su cama. A fin de cuentas, nadie sabía que estaba mintiendo.

Luego de la cita del martes habían hablado por teléfono, conociéndose aún más, compartieron sus opiniones de la cita, apodaron al pollito de peluche como "Sun".

Porchay estaba en cierta parte preocupado, de que Macau en todas las veces en que ha estado a punto de cagarla con sus inseguridades, no le hubiese preguntado "¿por qué?". Chay ya estaba preparado para escuchar esas preguntas. 

'¿Por qué te da miedo tomar mi mano?' '¿por qué piensas mucho antes de responder?' ’¿por qué te disculpas tanto?' '¿por qué eres así?'

Sí, estaba esperando ese tipo de preguntas por parte de Macau, pero el mayor no mostraba ninguna intención de preguntarle al respecto y eso le hacía sentirse aliviado de cierta manera.

Esa mañana del miércoles, Macau pasó a buscarlo a su casa para llevarlo a la universidad. Y estaba de más decir que por poco se desmaya cuando Macau lo llamó diciéndole que estaba esperándolo a una esquina de su casa, cuando Porchay apenas estaba saliendo de la ducha.

Y de camino a la universidad, le compraron a una niña que vendía flores, un girasol y un lirio, uno para Macau y el otro para Chay, intercambiándolas entre risas y los típicos sonrojos de Porchay cada que hablaba con Macau.

Cuando terminaron las clases esa tarde, Macau estaba esperándolo para llevarlo a su casa.

Esa sensación le gustaba, de tener a alguien esperando por él, que estuviera preocupado por su día, por como se sentía.

Lo sentía tan cursi y a la vez tan correcto, sentía que podía acostumbrarse a eso, aunque en parte le daba miedo volverlo una rutina, ya que Porchay se consideraba a sí mismo una persona pegajosa, y cuando se desprende de algo, le duele mucho.

—¿Ya estás listo?

Porchay alzó la vista de su libro "Desde mi cielo" pero más bien estaba perdido en sus pensamientos, vió a Porsche, quién bajó de las escaleras arreglando las mangas de su camisa blanca, ese era su 'uniforme informal', un pantalón negro y una camisa blanca de botones.

—Sí, estaba esperándote.

—Bien, vamos.

No estaba nervioso, solo un poquito, porque ya conocía al novio de su hermano, pero iba a conocer a los jefes y amigos de su hermano. Además, iba a poder visitar el nuevo club donde Porsche iba a trabajar.

Pero lo que no se esperaba, es que cuando su P' estacionara el auto, fuera frente al club que visitó con sus amigos el fin de semana, el domingo para ser más específicos.

"Devil's" decía el letrero con luces neón de color rojo brillante, la fachada era negra y con una gran puerta de cristal. Ah, caray, no se acordaba de ese lugar.

—Aquí fue donde vine con mis amigos el domingo, es genial que trabajes aquí, P'.

—Oh, ¿en serio? Eso es bueno.

'Ugh, ojalá no tenga cámaras de seguridad en la parte de atrás.'

No se había tomado el tiempo de apreciar lo moderno y cómodo que era el club en el interior, con luces led que cambian de color, la iluminación puede graduarse, varias mesas perfectamente organizadas y la barra de fondo, además que la pista de baile en el centro.

Ángel [MacauChay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora