¹⁰. perdóname...

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—... entre los representantes más conocidos de la filosofía del arte tenemos a Platón, Aristóteles, Giorgio Vasari...— Chay cerró los ojos tratando de recordar, mientras que contaba con los dedos.—Immanuel Kant, Dante, Boccaccio y Petrarca, entre muchos otros a lo largo de la historia.

Macau dió un vistazo al libro de Arte que tenía en su regazo, sin dejar de peinar el cabello de Porchay con sus manos, ya que Chay estaba sentado en el suelo de la sala y se supone que su novio está ayudándolo a estudiar.

—Ajá— dió un sonido afirmativo al leer las respuestas correctas.—Eso sería todo.

—¿De verdad?— Porchay aplaudió emocionado, ya que llevaba una hora tratando de memorizar las páginas.—¡Por fin!

—Felicidades— dijo Pete, sentado al lado de Macau y mirando la televisión mientras comía un bol de palomitas el solo, porque Vegas estaba trabajando en su oficina.—Yo ni recuerdo nada de lo que estudié.

Porchay lo miró.—¿Y qué estudió, P'Pete?

—Computación— respondió, pero después negó con la cabeza riendo.—Lo que más hacia era reparar los repuestos y me pagaban bien por ello, así que ganaba dinero.

—¿Y por qué dejó de trabajar?

—En realidad, no amaba mi carrera, estuve unos años en el boxeo pero lo dejé, estudié porque era fácil de conseguir empleo y mandarle dinero a mis abuelos— masticó mientras se cubría la boca.—Vegas me dijo que podíamos trabajar juntos, porque tuve un curso de Contaduría Pública y puedo llevar las cuentas de sus negocios, así que en resumen, Vegas me mantiene.

—¿Y no le molesta a P'Vegas?— preguntó Chay cruzando sus piernas curioso.—Mantenerlo.

—No lo creo, es decir, al inicio yo me negué, no quería... ¿cómo decirlo? No quería depender de él, podría decir que no dependo de Vegas, solo que tengo una buena vida por sus negocios y porque es mi pareja, así que somos un equipo, porque Vegas es malísimo con muchos números, se marea.

Porchay asintió. Eso tenía sentido.

—¡Terminé!— Macau peinó un poco su flequillo y le hizo mirar a Pete.—¿Cómo se ve?

—¿Y qué le hiciste exactamente?— preguntó Pete después de mirarlo por unos segundos.

Macau abrió la boca haciendo un gesto ofendido.—Lo peiné, su cabellito ya no está tan desordenado. Mírate, Chay.

Porchay tomó el teléfono de Macau cuando de lo dió para verse en el reflejo de la pantalla apagada, lucía igual, realmente igual que todos los días, pero Macau lo miraba esperando su opinión, así que sonrió.

—Me gusta— estiró sus labios en un puchero y Macau le dió un beso rápido.—Gracias.

—Iugh— Pete hizo un sonido exagerado pero lleno de diversión.—De repente las palomitas de maíz son muy dulces.

Macau rodó los ojos.—Mira quién habla...

El sonido de una puerta cerrándose abruptamente los asustó, Pete tomó un bat de béisbol que estaba detrás del sofá y se puso de pie rápidamente.

—¿A quién piensas golpear con eso?— bromeó Macau, pero aún así levantó a su novio del suelo y lo abrazó.

—A ti si no haces silencio.

—¡Macau!— la voz de Vegas se hizo escuchar, a lo que Pete soltó un suspiro aliviado y dejó el bat en el suelo.

—¿Qué pasa?— gritó de vuelta.

Pete y Chay compartieron una mirada llena de confusión, ya que el tono de voz de Vegas se oía algo tenso, enojado. Vegas cruzó el pasillo y se detuvo frente a Macau con el ceño fruncido, alzando en su mano una caja pequeña.

Ángel [MacauChay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora